Querido Santa:
Debes tener los ojos ya cansados de leer tantas cartas. Tranquilo, que aquí no habrá mucha introducción ni parafernalia. Sé que este año la situación económica está tan apretada como tu cinturón. Así que opté por pedirte cosas que no cuestan tanta plata. Verás también que este año no te pido cosas materiales… solo cosas que harían mejor el mundo en el que habitamos todos. Ojalá puedas hacer tu magia, al menos en algunas. Mira que me he portado bien este año… así que aquí voy.
Para Panamá, te pido que le mandes valentía a los jueces, sensatez a los gobernantes, honestidad a los diputados y memoria a largo plazo a los panameños en este año preelectoral. Ah, y antes de que se me olvide: escuelas dignas para los niños.
Por aquí en el vecindario también te pido que Costa Rica la siga sacando del estadio con su turismo, a ver si mi Panamá copia algo bueno.
Para Nicaragua, por favor, Santa, haz que suelten a los periodistas y presos políticos.
A Perú mándale un presidente que dure, que ya llevan 10 en 20 años.
A Cuba… una Cuba libre e internet más rápido.
A El Salvador, un cinturón de castidad constitucional para Bukele. Que siga desmantelando maras… pero que haga una vuelta en U democrática.
Y en esa misma línea, para Colombia te pido una silla inclinada a la derecha, a ver si a Petro le sirve de swing swang.
Sigo con los vecinos. Para Venezuela, libertad y un poco de la valentía de los peruanos.
A Brasil, suerte en el próximo mundial y un presidente honesto.
A Argentina, una economía estable y una tarjeta roja a ver si le bajan dos rayitas al ego, porque si antes eran los mejores del mundo, ahora con Copa del Mundo quién se los aguanta.
Para México, menos impunidad y menos picante.
A Chile, por favor Santa querido, ayúdalos a resolver sus problemas sin crear más problemas.
A Estados Unidos, que se acaben de una vez por todas los tiroteos en las escuelas.
Y a Canadá, devuélveles una empresa minera.
Esos son los regalos para la barriada. Pero ya entrados en gastos, y como el que pide poco es loco, también te pido otras cositas:
Para Ucrania, paz y que no tengan que escuchar ninguna bomba más.
Para Rusia, llévate a Putin.
Para Etiopía, comida. Comida y paz.
Para China, que se acaben el covid y la tiranía.
Para Irán, que dejen de aplicar la pena de muerte porque sí, porque no y porque todo lo contrario.
Y para Catar, que siga estando en el ojo del mundo… pero por respetar los derechos humanos.
Aprovecho para pedirte unas últimas cositas, estas un poco más específicas y fáciles.
Para Megan y Harry dos cosas, pero sencillas: una nueva agencia publicitaria y una corona de las de la cajita feliz de McDonald’s.
Para Trump, un pasaje para unas vacaciones bien largas y, si es posible, sin retorno.
Para Nito Cortizo, una banda presidencial y una docena de huevos.
Para Gaby Carrizo, un garrafón de agua para la sed y una silla presidencial de juguete.
Hablando de juguetes, por favor, Santa, a José Luis Fábrega mándale un ñame y un mercado de mariscos de juguete. Bien iluminado, por favor.
A Dilio Arcia no creo que lo conoces, pero igual te lo pido: mándale pastillitas de Ricola a ver si le regresa la voz.
Para Benicio Robinson, una alcancía de la Caja de Ahorros. De esas que dicen en grande “no se lo gaste todo”.
Para Pineda, un título de la Unachi.
Para la directora de Unachi, un trabajo de verdad y una pizca de vergüenza.
Para Martinelli, un pasaje one way a Estados Unidos y un amigo de verdad.
Para Varela, una cajita de Kleenex.
Para Judy Meana, otra pero más grande.
Para Zulay Rodríguez nada. Ya le han dado demasiado.
Para Crispiano Adames, una capa de Harry Potter. De esas que, pum, desaparecen gente.
Para Sabonge, una crema ablandadora para caras de concreto.
Para Iván Eskildsen, una carta de renuncia lista para la firma.
Para Héctor Alexander, dignidad.
A la nueva embajadora de EU, un Pele Police para poner afuera de sus recepciones.
Para Gerardo Solís, un día con Chinchorro Carles y dos pelotas de esas de hacer yoga.
Para los magistrados del Tribunal Electoral, sensatez.
Y para los diputados, contenedores llenos de botellas de honestidad.
Y si te queda tiempo, por favor a los panameños mándales más gigas para la memoria.
Con que me eches la mano con la mitad ya me doy por bien servido. Jo, jo, jo.
Gracias, Santa, de antemano.
Atentamente,
Este buen samaritano

