Es una de las migraciones más perceptibles entre los panameños. Su presencia es notoria no solo en la capital, sino en el interior del país. Su cultura se mezcla con la panameña y, por supuesto, la nuestra con la de ellos. Desde hace más de un siglo –mucho antes de que se construyera el Canal– los chinos han estado yendo y viniendo a Panamá. Muchos se han quedado y muchos otros se han ido.
El estudioso Ramón Mon asevera que la migración china ocurrió en oleadas, generalmente ligadas a momentos en que se requería mano de obra, como por ejemplo durante la construcción del ferrocarril (1850-1855) o en las obras del Canal francés (1880-1889), y en la construcción del Canal de Panamá (1904-1914). También vinieron grandes oleadas a mediados del siglo XX y, más recientemente, durante la dictadura militar (1968-1989).
La construcción de la vía interoceánica trajo a tantos chinos que en un anexo del censo de 1910 –en el que ya se habían censado 2 mil 3 chinos– exponía lo siguiente: "Queremos llamar la atención acerca del empadronamiento de los chinos. En nuestro concepto, hay en Panamá más súbditos del Celeste Imperio [chino] de los que aparecen en el Censo".
La cantidad podría sonar escasa, pero para el año 1907, solo en las cercanías de la Zona del Canal vivían poco más de 50 mil personas.
El Gobierno panameño creía que algunos chinos querían "eludir responsabilidades" y se ocultaban "maliciosamente, con el objeto de que la colonia figure en el censo con menor número". El cálculo que hacían era de 3 mil, pero Mon cree que eran, al menos, unos 7 mil.
Para la época de la cons-trucción del Canal de Panamá, según algunos reportes, Estados Unidos pretendía contratar a unos 15 mil chinos. Mon comprueba esto citando a John Stevens, uno de los ingenieros encargados de la construcción de la vía. "Por su experiencia en el Oeste [norteamericano] él prefería contratar grupos de trabajadores chinos ante cualquier otra posibilidad".
Mon sostiene que un censo que hizo la Comisión del Canal Ístmico en 1905, concluyó que los chinos que habitaban en la Zona del Canal eran "507 en las poblaciones a lo largo de la ruta que habría de seguir el Canal, concentrándose la mayor cantidad en Culebra".
Sin embargo, un censo hecho por la Comisión en 1908, señalaba que, de los 576 chinos que vivían en la Zona, "solo trabaja para la Comisión uno". Mon observa, no obstante, que, debido a las leyes de exclusión de Panamá y Estados Unidos –que prohibían la entrada de chinos–, muchos no fueron "contratados oficialmente".
Los historiadores destacan en sus análisis que los inmigrantes asiáticos se establecieron en el país y se dedicaron al cultivo de diferentes variedades de frutas y vegetales, que tenían como principal mercado a los obreros que laboraban en la construcción de la vía acuática.
Cultivar y poder vender sus productos en la Zona sugiere que gozaban de un privilegio que no tenían otros trabajadores del Canal e insinúa alguna preferencia de los estadounidenses hacia los asiáticos. Un buen ejemplo es el caso de Eleanor Y. Bell, autora de la obra Las razas y sus mezclas. Decía que "las casas... [de los chinos en la Zona] se caracterizan por su extremada limpieza, que contrasta con las casas y los alrededores de sus vecinos negros". Mon dice que los chinos proveían servicios de abarrotes, lavandería, hortalizas y la venta al detal de mercancía.
En 1909, Bell veía que la "mayoría son obreros chinos y forman una porción considerable de la clase de pequeños mercaderes. Otros... cultivan extensas hortalizas para luego llevar sus productos sobre los hombros y con varas a los mercados de la ciudad".
Los primeros chinos en llegar a Panamá rápidamente se establecieron para vivir aquí. Subsistieron de sus pequeños negocios, pero hoy son unas de las colonias más pujantes. El número de chinos que radica en Panamá es difícil de establecer –por la migración ilegal, entre otras razones– pero, ciertamente, se cuentan por centenares de miles.
