Por estos días, Enrique Bolaños, rector del Incae Business School, estuvo de visita en Panamá. Aprovechamos su breve estadía para abordar diversos temas.
Durante su estancia en Panamá, en relación con la apertura de la nueva sede donde se ofrecerá la maestría ejecutiva en negocios (EMBA), con cupo para 60 ejecutivos y una duración de 14 meses, Bolaños mantuvo reuniones con la Cancillería “para formalizar los acuerdos que tenemos y para seguir adelante. Pues nuestro plan es iniciar el primer programa aquí en Panamá en el mes de abril”.
Aprovechando esta oportunidad, que no solo beneficia a los ejecutivos panameños sino a todos aquellos que buscan educación superior en el Incae, ¿cuáles cree que son los principales desafíos que enfrenta nuestra región centroamericana en particular y latinoamericana en general en cuanto a la educación?
Mucho se habla y las cifras realmente muestran que, salvo algunas excepciones, la preparación escolar en nuestra región es deficiente. En general, la educación en nuestra región es bastante deficiente, tristemente. Si observamos, por ejemplo, los estudios PISA, que evalúan a 81 países, el país mejor evaluado en Latinoamérica es Chile, que ocupa una posición superior. El resto obtiene resultados bastante bajos. Por ejemplo, en matemáticas, lectura o ciencia, obtenemos resultados deficientes. El 75% de nuestros estudiantes tienen deficiencias en matemáticas, y más del 50% en lectura y ciencia. Si observamos las diferencias entre los estudiantes de las escuelas privadas y los de las escuelas públicas, son inmensas.
Realmente, debemos hacer un gran esfuerzo para mejorar la educación de manera sistemática, desde la primaria hasta la secundaria y la universidad. Necesitamos invertir más en los docentes, capacitarlos mejor de manera continua, y mejorar las infraestructuras, ya que como región invertimos poco en educación. Además, debemos establecer una estrategia para prevenir la deserción escolar, es decir, que los estudiantes avancen de la primaria a la secundaria baja, luego a la secundaria alta y finalmente a la universidad.
Me parece que necesitamos una reforma completa de todo nuestro sistema educativo. La educación es lo que nos brinda la oportunidad de crecer, desarrollarnos y tener un mejor progreso social y calidad de vida.
Cuando habla de la necesidad de reformar el sistema, ¿cuáles serían, en su concepto, los puntos clave que deberían reformarse?
En primer lugar, debemos mejorar la capacidad de nuestros docentes, no solo en su preparación académica inicial, sino también a través de la educación continua, ya que las demandas cambian con el tiempo. En segundo lugar, se requiere inversión en infraestructuras, especialmente en los sistemas públicos, para lograr más inclusión y menos inequidad y en tercer lugar, debemos identificar cuáles son los cuellos de botella, las razones por las cuales los estudiantes no avanzan de la primaria a la secundaria y de la secundaria a la universidad, y cómo resolver eso. Me parece que la gran mayoría de nuestros jóvenes cursa la primaria, pero no todos continúan con la secundaria.
¿Cree que esta situación condena a aquellos jóvenes que no completan su educación a un círculo vicioso de pobreza?
Para mí, si uno tiene una mejor educación, tiene mejores oportunidades de empleo, un mejor progreso social y calidad de vida. Algunos países con bajos niveles de educación ofrecen a estos jóvenes oportunidades de empleo, por ejemplo en las maquilas. Otros países con un mejor nivel de educación generan oportunidades de empleo en la producción de tecnología más especializada, como dispositivos médicos. He visitado empresas aquí en Panamá y me han dicho que, para invertir en la región, necesitan miles de ingenieros o técnicos en determinados campos, y el país no los tiene. Como región, tenemos la oportunidad de atraer mayor inversión extranjera y también mayor inversión privada. Esta inversión resultaría en empleos de mejor calidad si tuviéramos personal capacitado. Y si ese personal está capacitado, tendría acceso a esos empleos y, por ende, a una mejor calidad de vida.
Al final, lo que uno busca, creo yo, es convertir el crecimiento económico de nuestro país en bienestar social, un mejor contrato social y bienestar social para todos. Es aquí donde organizaciones como el Incae intervienen, por ejemplo, estudiando el índice de progreso social, donde medimos indicadores que indican la calidad del progreso social y bienestar de la población, como el acceso a vivienda, nutrición, salud y educación. Con una mejor educación, se tiene más acceso a todas esas cosas básicas y fundamentales para que el país avance y se desarrolle.
Hay estudios que indican que las empresas quieren contratar personal, pero no encuentran el talento. Es correcto. Sin embargo, estos estudios no siempre especifican el tipo de talento que las mayores empresas están buscando. Cuando dicen que no encuentran el talento, ¿se refieren a un nivel de entrada, a un nivel medio o a un nivel ejecutivo, o a los tres? Creo que se refieren a los tres, pero para llegar al nivel ejecutivo, uno tiene que pasar por los niveles intermedios. Algunos se quedarán como talento técnico, otros como talento vocacional, y otros se convertirán en talento a nivel ejecutivo. Cualquier país, cualquier programa de desarrollo, debe incluir los tres. Si ni siquiera completamos la secundaria, ¿cómo podemos hablar de talento de educación superior? Si hablamos de talento universitario, entonces debemos invertir más en STEM, por ejemplo, en ciencia y tecnología.
También debemos invertir en certificaciones, técnicos y vocacionales. Esto es un desafío enorme para el cual debemos prepararnos.
A un nivel más alto, más ejecutivo, se requiere liderazgo y habilidades de planificación. Es totalmente integral y debe haber oportunidades en todos los niveles para los diferentes sectores que aspiran a diferentes niveles de educación. Pero sin educación, no se tienen los elementos necesarios para participar y competir en el mundo. Si analizamos dónde está Latinoamérica, dónde está Centroamérica hoy en cuanto al desarrollo económico, comparado con ciertos países asiáticos hace 50 años, estos últimos han avanzado mucho más que nosotros.
Las generaciones futuras verán el resultado de esa inversión, pero hay que hacerla.
En cuanto a la llegada del Incae a Panamá, Bolaños expresó su satisfacción por la acogida recibida en el país: “Hemos recibido un enorme respaldo por parte del sector empresarial panameño. Donde he ido, con quien he hablado, he sentido un gran apoyo. Estamos muy entusiasmados de venir a Panamá y como mencioné al inicio, trabajando para inaugurar el primer EMBA, el Executive MBA, en abril.
Utilizaremos un aula temporal prestada mientras se construye la nuestra, que estará terminada para agosto o septiembre. En septiembre tendremos el segundo programa del Executive MBA. También ofreceremos otras maestrías ejecutivas y programas ejecutivos. Estamos llenos de optimismo”, agregó.
Desde el Incae, observan a Panamá con mucho positivismo y entusiasmo. Bolaños se anima a compartir un poco de la historia del Incae: “El Incae se fundó hace 60 años y, cuando los fundadores crearon esta escuela, le otorgaron la máxima capacidad académica posible. Eso es lo que queremos traer a Panamá: un nivel elevado de educación para formar ejecutivos que contribuyan al desarrollo del país.
Originalmente, el Incae se inauguró en Nicaragua, ya que era el lugar más común para todos. Ahora abrimos nuestro centro ejecutivo aquí en Panamá. Antes nos llamábamos Instituto Centroamericano de Administración de Empresas; hoy somos el Incae Business School, porque ya somos latinoamericanos, no solo centroamericanos. Vemos a Panamá como un hub importante para que los estudiantes latinoamericanos tengan una mejor conectividad y puedan acceder con más facilidad a una gran educación”, concluyó.


