Gaspar García de Paredes mira a los ojos y da la impresión de que no se permite decir mentiras. Firme pero no intransigente, habla de los problemas que aquejan al país por la deficiente gestión gubernamental.
En la Ley 30, ¿qué es negociable y qué no?
Se debe respetar que las empresas en huelga no sean obligadas a cerrar, pues eso hace valer otros compromisos del Estado. Y hay ventanas discrecionales que no dan tranquilidad, como los estudios de impacto ambiental.
¿Se siente representado por Juan F. Kiener en el diálogo, sabiendo su cercanía con el Presidente?
Es una situación difícil, pero sí.
De todos los problemas que tiene Panamá, ¿cuál es el más importante?
Que los ciudadanos esperen que el Gobierno le resuelva sus problemas.
¿En qué funcionarios confía por su honestidad?
Se me hace difícil poner la mano en fuego por alguien. Alberto Alemán Zubieta inspira mucha más integridad que los demás funcionarios.
¿Y los tres que menos confianza le inspiran?
José Raúl Mulino, por su actitud de confrontación; Bosco Vallarino, por los problemas que se le apilan, y la mayoría de los diputados.
Del 1 al 5, ¿en cuánto califica la gestión del gobierno de Martinelli?
3.5.
¿En qué tema le daría la peor calificación?
En su habilidad política.
¿Y la mejor?
En la valentía de atender temas que otros no han querido.
¿Usted es pariente de Gustavo García de Paredes?
Lejano.
¿Qué opina de su cuarto intento de reelección?
No le veo justificación ni méritos. No he visto mayor cambio en la universidad durante su mandato.
¿Qué pensaría un inversionista extranjero que oye hablar a Martinelli?
Que es decidido, poco estructurado, impetuoso y que actúa sin medir consecuencias. Quisiera que le pongan por escrito las condiciones de su negocio en Panamá.
¿Qué significa la palabra consulta para este gobierno?
Gasto.
¿Y censura?
Prevención.
¿Qué le viene a la mente cuando piensa en la palabra cambio?
No lo he visto todavía. Es más de lo mismo con otro color.
¿Es factible decir que un gobierno bajará la canasta básica?
No. Hay que invertir en que la gente la pueda pagar.
Ud. se opuso al aumento del salario mínimo impuesto por el Gobierno en diciembre. Hoy, nueve meses después, ¿diría que la medida ha dado resultado?
No. La gente mejorará su bienestar en la medida que pueda producir y competir. No hemos hecho ese trabajo por el panameño.
¿Es peor una dictadura militar o una de empresarios?
Las dos.
Los empresarios apoyaron a Martinelli para evitar el caos que se preveía con Balbina Herrera. ¿Están arrepentidos?
Diría que los empresarios estamos deseosos de que los cuatro años que restan no sean iguales al primero.
Hay quienes piensan que Mireya Moscoso cerró el compás para que las mujeres entren a la política. ¿Martinelli hará lo mismo con los empresarios?
No pienso así. Si hubiera venido una mujer competente después de Mireya, hubiera podido ganar.
¿Pertenece a algún partido político?
No. La cultura partidista no me inspira participar. No veo objetividad, participación de las bases ni aportes... El país sufre.
