Cuando Chucho Valdés, considerado uno de los mejores pianistas del mundo, se enteró de que Ibrahim Ferrer había fallecido en la ciudad de La Habana le declaró a la agencia Prensa Latina: "Hemos perdido un importante valor de la cultura cubana".
Su afirmación se quedó bastante corta al revisar la trayectoria y los logros de Ibrahim que conoció la fama internacional cuando ya muchas personas están pensando en el retiro.
Fue descubierto para el gran público por el productor Ry Cooder en 1997. De ese trabajo discográfico nació el documental Buena Vista Social Club en 1999, del director Wim Wenders.
Ibrahim y otros músicos cubanos de su generación acapararon el interés, primero de los expertos y luego de las masas cuando se presentó Buena Vista Social.
Fama
De ese grupo destacaron Compay Segundo e Ibrahim. Grabaron discos y comenzaron giras maratónicas desde México hasta España.
Cada uno en su estilo, acapararon una porción del público amante del son y el bolero.
Mientras que Compay, quien falleció en 2003 a la edad de 95 años, era más extrovertido y showman Ibrahim era hombre de pocas palabras. Su ingenio lo guardaba para el escenario.
En sus declaraciones le gustaba enfatizar su amor y predilección por los boleros, género que amó desde niño, pero que solamente pudo explorar profundamente en su vejez.
Ibrahim también dejó su huella en el son porque es descrito por Juan Formell, el mítico líder de Los Van Van, como "un sonero de los pies a la cabeza".
Su capacidad de improvisación era brillante. Además, sus composiciones para artistas desconocidos, que viven en Cuba, y otros que han vendido miles de discos en América Latina, como Chucho Valdés, también han recibido reconocimientos.
Incluso el premio Grammy, de la industria estadounidense del disco, no se pudo resistir y le entregó un reconocimiento por su primer disco como solista.
Estilo
Le gustaba presentarse impecablemente vestido y en su vestimenta nunca faltaba una cachucha.
Será recordado por su gran sonrisa. "Era un flaco adorable", dice Formell.
Los que tuvieron la oportunidad de asistir a sus presentaciones recordarán cómo cerraba sus ojos a la hora de cantar.
También le gustaba motivar a la audiencia y dar uno que otro paso de baile cuando los acordes de sus canciones se lo permitían.
Herencia
Cuando visitó Panamá en el 2002 le declaró a La Prensa que entró en el proyecto de Buena Vista Social Club de una "manera sencilla".
Enfatizó que dejó su retiro porque tenía ganas de reunirse con sus amigos para hacer música.
Ibrahim fue el primer cantante de su familia, aunque abunda en su clan gente que canta y baila "que es un contento".
Estaba casado, tenía siete hijos, 13 nietos y cinco bisnietos. "Casi todos le dan a la música, pero ninguno en el plano profesional. Salvo uno que vive en Buenos Aires", le declaró en el 2002 al diario La Prensa.
El fin
Ibrahim desde que regresó al ambiente musical no dejó de tener ocupada su agenda. Acababa de regresar de una gira por Europa, donde triunfó en España y Francia, plazas donde lo idolatraban.
Promocionaba su último disco Mi sueño. A bolerosongbook, una colección de boleros con los que pretendía distanciarse del tradicional son cubano que ha marcado su labor, de acuerdo con los expertos.
De su último disco le confesó a EFE: "Hice realidad un viejo sueño". "Terminó la gira con gran valor y éxito", declaró Caridad Díaz, viuda de Ferrer.
Relacionado: Entre la música, la política y las visas

