¿Qué opinaría Aleida del cambio de roles de Bill y Hillary Clinton, y de Néstor y Cristina Kirchner?
"Que así debió ser desde un comienzo".
Así respondió Vladimir Flórez, a.k.a. Vladdo, el creador de las caricaturas sobre esta mujer en sus treinta, mordaz, inquisitiva, dependiente del psiquiatra, que –contrario al clamor popular– no es feminista sino "igualista", ya que aboga por la equidad de los sexos, y que ha vendido más de 20 mil ejemplares de sus historietas en todo el mundo.
Vladdo (Armenia, Colombia, 1963) está en Panamá para dictar una charla que él ha denominado "El tamaño no importa". Como su auditorio está formado por creativos y publicistas que participan en el festival Caribe, viene a pregonar que para vender no hacen falta grandes recursos o capitales, siempre que se tenga una buena idea. "Hay que buscar empatía... La gente le tiene miedo a las cosas que no entiende, que le confunden", señaló.
Las cuentas claras
Siendo este un año preelectoral y teniendo en cuenta que en la última contienda el Tribunal Electoral repartió –solo para gastos de publicidad– 6 millones de dólares entre siete partidos políticos (al margen de los 3 millones de dólares que el propio TE invirtió en cuñas para instar al electorado a votar), ya los publicistas se preparan para el maná de dólares que se avecina.
Un anti-uribista "de pura sangre" como Vladdo no es indiferente al tema.
Aunque advierte que lee los diarios panameños de manera ocasional, su primera reflexión es que las campañas presidenciales en Panamá –como ocurre en otros países de la región donde hay pobreza, desempleo y problemas de salud– se enfocan en lo "básico": promesas para subir los salarios, bajar los impuestos, desarrollar obras comunitarias, etc., etc. Si alguien propone la descontaminación como un principio de gobierno, hasta ahí llegó.
Rebelde con causa
Para un caricaturista como él –que desde 1994 publica sus trabajos en la revista Semana y ha sido premiado por la Sociedad Interamericana de Prensa–, ¿qué político resulta más inspirador? Haciendo un repaso a la oferta electoral panameña, tenemos al fundador de una cadena de supermercados, a un ex banquero reconvertido en promotor de bienes raíces, al fabricante del Seco Herrerano y a un procesador de lácteos... ¡Ah!, y un alcalde en funciones.
Vladdo no se decanta por ninguno. Bueno, "por el licorero, quizá".
Advirtió que hay gente con recursos que, de pronto, se siente con la idoneidad suficiente para incursionar en la política. "Se ha visto en otros países que estos personajes llegan en muchos casos a ver cómo aumentan sus negocios. A mí me parece que es poco recomendable", sentenció.
Lo que también molesta a Vladdo es que le critiquen por criticar.
"Me dicen ‘usted solo critica, pero no propone’. Si yo quisiera ‘proponer’, sería candidato al congreso, a la alcaldía o a la Presidencia".
Su mantra es vivir la política desde afuera, no desde adentro.
"Yo ejerzo la política como ejerzo la panadería. A mí me gusta el pan, sé cuál pan es malo y cuál es bueno, pero no me pongan a prepararlo, porque no soy panadero ni quiero serlo... Pero me encanta comer pan".
