El lenguaje es la forma de la razón, el transbordador de las ideas.
Las palabras nos permiten mostrarnos y ver al otro, no es el único sistema pero es el que está de moda, desde que el hombre logró dejar de gruñir, se irguió en dos patas y cambió el garrote por la palabra.
En el mundo hay 400 millones de personas que hablan español y más de 300 viven en Latinoamérica.
Sin embargo, aunque todos hablan el mismo idioma no todos lo hablan igual. Es más, hasta incluso hay términos que se dicen igual en varios países, pero que tienen significados diferentes. Como la palabra "perro" utilizada como adjetivo calificativo, que en Argentina significa hombre malo, mientras en Perú se utiliza para nombrar a aquéllos que tienen la gracia de ofrecer un suculento olor en sus pies.
Diccionario
Hace apenas dos meses, los argentinos Sergio Bufano y Jorge Perednik publicaron su Diccionario de la injuria. "A este diccionario se le puede ver de dos maneras: como un resumen de malas palabras o como un conjunto de manifestaciones de la cultura popular", explicó Bufano.
Los autores indican que México y España son países asombrosamente ingeniosos para crear insultos, mientras que la Argentina, por ejemplo, parece estancada en el "boludo" y el "quilombo" y ha dejado de generar nuevos términos.
Algunos de los términos simpáticos -y publicables- que se pueden encontrar en el diccionario son "Chimpapo", como le dicen en Nicaragua a la gente de mentón prominente o "Cachachan", que en Ecuador se utiliza para nombrar a los que directamente no sirven para nada.
Lengua
Según los estudiosos, la mayor diferencia entre el español latinoamericano y el español europeo radica en la influencia que el inglés ejerce en los latinos. Por ejemplo, todo el mundo aquí habla de e-mail, mientras en España se habla de correo electrónico mientras aquí le decimos computadoras a las mismas máquinas que en España se nombran ordenadores. Además, las particularidades regionales y la herencia de los idiomas indígenas también causaron ciertas metamorfosis que generaron distintos tipos de español en el continente americano. Podría hablarse de un español amazónico, de otro boliviano, de otro caribeño, de uno argentino, de otro cordillerano, de otro portorriqueño, cada uno con marcadas particularidades que a veces, hay que decirlo, generan cortocircuitos interregionales. Como cuando le dicen "puto" a un panameño e infla el pecho porque es un sinónimo de picaflor, de hombre que tiene muchas mujeres, mientras un argentino sentiría todo lo contrario: allí el término se utiliza peyorativamente para llamar a los homosexuales.
(Vea El futuro y la transformación constante del español)

