Hace 20 años María Díaz, vecina de la barriada Jesús Nazareno, hizo la primera denuncia sobre la presencia de lagartos en el canal de aguas servidas de Santiago de Veraguas.
La presencia de los reptiles en ese lugar era una situación que, a su juicio, ponía en riesgo la seguridad de los habitantes de la barriada.
A partir de ese momento, Díaz empezó una lucha ciudadana, a través de los medios de comunicación y con las autoridades locales, para alertar sobre el peligro de la presencia de esos animales en la ciudad. Su empeño no se ha detenido, pues los lagartos han seguido acudiendo a esta zanja, en número y tamaño crecientes.
La pelea de María Díaz por la seguridad de los residentes del lugar ante esta “invasión” ha sido tan fuerte y constante, que en Santiago la conocen como Chachita Lagarto. El apodo lo lleva con orgullo, pues dice que es una muestra de que sus denuncias se hacen sentir.
Este canal, construido inicialmente como desagüe pluvial de la ciudad, recorre unos cuatro kilómetros por el centro de Santiago, algunas de sus barriadas y desemboca en el río Cuvíbora.
La presencia de los lagartos inquieta a los moradores, porque los reptiles se han comido perros, gatos y aves de corral, y el principal temor es que en algún momento puedan atacar a un niño o, incluso, a un adulto.

