Corría el mes de febrero de 2001 cuando le comunicaron que iba a ser el entrenador del Atlético de Madrid. El equipo, uno de los históricos del fútbol español, había descendido el año anterior a la Segunda División de la Liga.
Carlos García Cantarero se enfrentaba al gran reto de su carrera: devolver el equipo a Primera División. A pesar de estar en Segunda, el equipo contaba con futbolistas internacionales de primer nivel.
La afición atlética, la tercera más grande de España, después del Real Madrid y el Barça, apoyó incondicionalmente al equipo en cada partido. 55 mil almas abarrotaban el estadio Vicente Calderón todos los domingos. "Yo retrasaba al máximo la entrada de los jugadores en el terreno de juego para que el equipo rival sintiera la presión de los aficionados", recuerda Cantarero.
El equipo no consiguió el ascenso. El Atlético de Madrid no pudo superar a un Tenerife dirigido por el actual entrenador del Liverpool, Rafa Benítez. El club decidió contratar a Luis Aragonés, actual seleccionador nacional de España, para que llevara a la escuadra a Primera División.
Cantarero fichó entonces por el Levante, equipo valenciano en el que estuvo dos años y casi asciende a Primera División. Pero la directiva decidió prescindir de sus servicios.
Después de pasar por un par de equipos de categorías inferiores, Cantarero estuvo un año y medio sin trabajar. Residía en Valencia, donde conservaba una casa de su etapa como entrenador del Levante y colaboraba con algunos medios de comunicación, rememorando su época de periodista, su primera profesión.
Fue entonces cuando conoció a Dimas Atencio, un informático panameño apasionado por el fútbol que estudiaba una maestría. Este encuentro acabaría provocando un cambio radical en su vida. Dimas y Carlos entablaron una buena amistad y solían acudir juntos a los partidos del Levante.
En esos momentos, el Chorrillo Fútbol Club no tenía entrenador y Dimas pensó que Cantarero podría ocupar el puesto.
Dimas conocía a la gerente del club y le habló de su existencia. Unos días más tarde, el presidente del equipo se puso en contacto con el entrenador y lo invitó a visitar Panamá. "Le dije que viniera a ver qué le ofrecía el equipo, que en Panamá hay sol todo el día y que se vive bien", recuerda Dimas.
Cuando viajó a Panamá, en febrero de 2007, Cantarero pensaba que no se iba a quedar. Sin embargo, tres días después de su llegada ya era el ‘profe’ del equipo. "El presidente es muy animoso y tiene mucha ilusión. Además, yo quería trabajar fuera de España", precisa.
Consciente de que el fútbol en Panamá está en un escalón inferior, se planteó su estancia aquí como una experiencia para conocer "otro país, otra cultura y otro fútbol".
Una de las grandes diferencias es la económica: en un año de trabajo en Panamá gana lo mismo que en un mes en un equipo de la Segunda División española.
Al ponerse a cargo del equipo se encontró una manera muy distinta de trabajar. Uno de sus logros fue eliminar la ‘hora panameña’. "No entendía por qué tenía que citar a los jugadores una hora antes", dice.
Futbolísticamente, lo que más le impactó fue el mal estado de los terrenos de juego: "Aquí hay buenos jugadores, con un físico portentoso, pero hacen falta infraestructuras".
En los dos torneos que ha disputado por el momento, Apertura y Clausura de la temporada pasada, el equipo estuvo muy cerca de disputar la final.
Cuando terminó la temporada le ofrecieron continuar en 2008, y él no dudó. Por ahora, no ha puesto fecha de caducidad a su estancia en Panamá.
Hace siete años su reto era devolver al Atlético de Madrid a la Primera División de la Liga Española, ahora afronta con las mismas ganas el reto de llevar a El Chorrillo a la final de la Asociación Nacional Pro Fútbol (Anaprof). "Sería la primera vez en la historia que el equipo llega a la final", señala.
Para conseguirlo va a contar con la inestimable ayuda de Dimas, que ahora le acompaña por los campos panameños como segundo entrenador.
Cantarero no considera que dirigir a El Chorrillo sea un paso atrás en su carrera. Es un enamorado de su trabajo y Panamá le ha brindado la oportunidad de entrenar. "La vida consiste en tener nuevas experiencias y eso es lo que estoy haciendo. ¿Que es en un club magnífico de España o en un modesto equipo de Panamá? Lo importante, al final, es ser feliz donde estás. Y yo soy muy feliz en Panamá", concluye.

