SECUESTRO. LA CRUZADA DE LOS HIJOS DE INGRID BETANCOURT.

En el nombre de la madre

En el nombre de la madre
En el nombre de la madre

El airbus despachado por el Gobierno francés el pasado viernes 3 de julio acababa de detenerse en la pista del aeropuerto militar de Catam, en Bogotá, Colombia. No hubo apenas tiempo para ceremonias. Entre el tumulto que se formó en las escalinatas de la aeronave, tres almas, tres seres a los que la crueldad y la sinrazón habían separado, volvían a encontrarse: Ingrid Betancourt y sus hijos Mélanie y Lorenzo Delloye se abrazaron y fueron uno solo, por un instante. Era el fin de una espera. El fin, para los muchachos, de una lucha que no cesó ni un solo día desde que su madre cayó en las manos de la guerrilla.

Los hijos de la ex rehén más famosa en la historia de Colombia veían al fin recompensados su desvelo y tesón.

UNA LLAMADA

Era la tarde de un sábado del año 2002 cuando Mélanie, la hija de 16 años de Ingrid Betancourt, recibió en su casa de París una llamada desde Colombia. Al otro lado de la línea estaba su abuela, doña Yolanda Pulecio, ex reina de belleza y ex senadora colombiana, que apenas la saludó y le dijo secamente: ‘quiero hablar con tu papá’. El papá de Mélanie es el ex marido de Ingrid, el diplomático francés Fabrice Deloye.

Lo supo entonces. Se enteró de que su mamá, que impulsaba su candidatura presidencial independiente en Colombia, luego de haber librado una cruzada anticorrupción en el senado de su país, había sido secuestrada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Fue un duro golpe, pero Mélanie no se amilanó. Heredera del carácter y el temple aguerrido de su madre, ella, todavía una niña, supo enseguida lo que tenía que hacer.

Había que moverse rápido. Había que convencer al mundo de que el secuestro era inaceptable.

MOVILIZACIÓN

Con el apoyo de su padre, Mélanie y su hermano Lorenzo, en ese entonces de solo 13 años, convocaron a los parisinos primero. Marchas, manifestaciones, pancartas y proclamas se sucedieron sin descanso. Los rostros de Mélanie y Lorenzo aparecían por todas partes. Muy pronto, toda Francia conocía a los hijos de Ingrid y su causa.

La causa ya no fue solo la liberación de su madre, que compartía la ciudadanía francesa, sino la libertad de los cerca de 3 mil rehenes en poder de las FARC y una solución negociada para lograr la paz en Colombia. “La movilización fue extraordinaria en Francia y en otros países como Bélgica e Italia”, ha dicho Mélanie. Antes de cumplir su mayoría de edad, los jóvenes ya hablaban a mandatarios y líderes mundiales sobre el drama de su madre y la tragedia de Colombia.

En 2006, a sus 20 años, Mélanie fue elegida como la Mujer del Año por la emisora francesa RTL por “su valor excepcional”.

“La liberación de mi madre es la culminación de seis años de lucha que dieron resultado. Es un combate que merece ser llevado hasta el fin. Esto demuestra que nunca hay que abandonarlo”, dice hoy Lorenzo Delloye.

(Vea Los Betancourt, una familia de mujeres fuertes)


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