Rolando Rodríguez B.rrodriguez@prensa.comDalvis Xiomara Sánchez –la otrora directora administrativa de la Presidencia en el gobierno de Mireya Moscoso– se enfrenta a un proceso penal. La ex funcionaria deberá aclarar por qué sus egresos, inversiones y ahorros suman más que todos sus ingresos.
Y no es poca cosa lo que gastó, ahorró o invirtió. De acuerdo con las investigaciones preliminares de la Dirección de Responsabilidad Patrimonial (DRP) de la Contraloría, el cálculo de sus ingresos –en el período en el que se desempeñó como funcionaria de la Presidencia (1999-2004)– inicialmente fue de 450 mil dólares, mientras que sus egresos fueron por 810 mil dólares, suma que no incluye gastos médicos, actividades sociales, de jardinería, alimentación ni pagos en efectivo.
¿dINERO SIN EXPLICACIÓN?
Hay, en consecuencia, un saldo a favor de Sánchez –de unos 360 mil dólares– al que la DRP no le encontró justificación. Hace un año, la ex funcionaria tuvo oportunidad de explicar las diferencias, pero no acudió a ninguna de las tres citas en la DRP –fijadas para abril y mayo de 2005–. Estaba de viaje, la excusaba su apoderado legal.
No obstante, Sánchez luego explicó parte del origen del dinero injustificado (Ver recuadro). El pasado 29 de marzo, la DRP emitió una resolución en la que ajustó el monto del dinero, que quedó reducido a 215 mil dólares.
Aun así, para el ex esposo de Sánchez, Efraín Jaimes, el nivel de vida de su hoy ex esposa no se compara con el que tenía cuando vivían juntos.
El año pasado, Jaimes declaró que no sabía de "dónde habían salido esas pacas [de dinero]". Si eran los ahorros de ella –como ha dicho en el pasado–, él debió saberlo. Eso de los ahorros, sostuvo, "es una sublime mentira, no es más que una patraña".
Pero, al margen del origen del dinero, las investigaciones de la DRP revelaron hechos ignorados en la investigación penal que se siguió contra los empleados domésticos que le hurtaron a Sánchez 35 mil dólares, delito por el que fueron condenados y encarcelados.
SIN REFERENCIAS
El primer escollo en la investigación de la DRP fue encontrarse con que Sánchez nunca presentó una declaración jurada de bienes patrimoniales, ni al asumir ni al dejar el cargo de directora administrativa de la Presidencia.
El abogado de Sánchez, Rogelio Cruz, sostuvo que su cliente no la hizo porque "nunca antes nadie había hecho una declaración jurada de bienes patrimoniales en ese cargo".
De haberlo hecho, habría sido elemento clave para determinar la cuantía total y la procedencia del dinero que guardaba en su casa.
El problema ahora es que Sánchez dijo –en recientes declaraciones que hizo a este diario– que jamás hubo en su casa más dinero que el hurtado –35 mil dólares– y menos aún en las famosas neveras.
Según ella, lo contado por sus ex empleados es totalmente falso: "En mi nevera solo hay hielo y pollo. Y antes tampoco hubo otra cosa... Para salvarse, ellos [sus ex empleados] dijeron cualquier cosa", afirma.
Lo dicho por Sánchez contrasta con las declaraciones de su ex empleada, quien aseguró al ser indagada –antes de ser condenada por hurto– que en la casa había mucho más dinero que el robado.
De hecho, en una declaración autoincriminatoria, Hernández reveló que previamente había robado en cuatro ocasiones la suma de 4 mil dólares. El dinero lo tomó –dijo– de paquetes guardados en las neveras de la casa.
Hernández precisó que cuando ella fue contratada, seis meses antes del robo, "ya estaba ese dinero allí y ella, la señora Xiomara, lo cambiaba porque no sabía dónde ponerlo".
Pablo de Jesús Icaza, detective de la Policía Técnica Judicial (PTJ), interrogó a Hernández dos días después del robo y ella le dijo que el conductor de Sánchez –Aristides Méndez– le había dicho que el dinero que estaba en la casa "era robado" y que Sánchez "no se atrevería a poner la denuncia [en el caso de que se lo robaran]". Así pues, se animó a ser parte del hurto.
Nicolás Valdez, autor material e intelectual del hurto también dijo en su indagatoria que "había dinero en varias partes de la casa, porque la señora [Sánchez] lo hacía con tanta malicia, ella traía las bolsas de dinero y las metía en la nevera o en el congelador", coincidió con Hernández.
Era la versión de dos confesos de hurto contra la de la directora administrativa de la Presidencia. Quizá por ello el fiscal del caso, Julio Laffaurie, intentó el 20 y el 24 de septiembre de 2002 inspeccionar la casa de Sánchez, pero no pudo. La primera vez fue porque la familia no estaba en casa. Y la segunda... no se sabe.
Laffaurie, en un informe que forma parte del expediente penal –y con fecha del mismo día en el que intentó hacer por segunda vez la inspección– escribió: "no se ha podido llevar a cabo por razones que escapan al manejo de este despacho". Seguidamente el fiscal suspendió la inspección. Y, casualmente, al día siguiente ordenó entregar todo el dinero robado a Sánchez.
LAS COINCIDENCIAS
Como se ve, no hubo nada concluyente en las averiguaciones del Ministerio Público que le diera la razón a una o a otra parte. Pero la historia no concluyó con la condena de Valdez y Hernández.
Según la resolución de la DRP No. 304-2005, en la que se citan declaraciones del detective Icaza, en la residencia de Sánchez había dinero adicional al hurtado: "tres envoltorios o fajos de dólares y [que fueron] posteriormente verificados por la señora Dalvis Xiomara Sánchez Vergara, quien señaló que los guardaba allí por seguridad".
De hecho, las dos neveras de su casa fueron revisadas y en ambas había dinero en efectivo. Dos testigos, entre ellos Alonso Vega Pinto –quien en la actualidad labora en la Policía– y la entonces sospechosa Hernández coincidieron en un detalle al describir el dinero en los congeladores: "se trataba de fajos con cintillos del Banco Nacional de Panamá".
Vega Pinto narró, incluso, que Hernández le comentó que ella y el conductor de Sánchez antes "habían sustraído de una bolsa que estaba abierta en el congelador la suma aproximada de 18 mil dólares". Ello llamó la atención de los detectives, que volvieron a la casa de Sánchez el lunes 19 de agosto –dos días después del robo–. Allí se encontraron al director del Servicio de Protección Institucional, Alejandro Garúz, "y verificaron que, efectivamente, se encontraban unas bolsas de color amarillo que tenían dinero en efectivo totalmente nuevo y con cintillos del Banco Nacional de Panamá".
Así, pues, ya eran tres –dos de ellos detectives– los que habían declarado que vieron el dinero en los congeladores de la casa de Sánchez y coincidían en el detalle de los cintillos del BNP. Garúz sería un cuarto testigo. De acuerdo con sus propias declaraciones, Sánchez "se sorprendió" cuando los investigadores le pidieron inspeccionar sus neveras. Pero ella lo consintió y se halló "un sobre que contenía dinero en efectivo".
El quinto testigo es otro detective: Boris Garcés. Dijo que Sánchez afirmó que no guardaba dinero en las neveras, pero tras revisar el contenido, encontró en un cartucho varias "pacas de dinero en efectivo".
Este diario intentó hablar con Sánchez sobre estas declaraciones que contradicen las de ella. Sin embargo, no fue posible. Cruz, su abogado, dijo que los detectives "nunca pudieron constatar que vieron dinero en el congelador ni en ninguna otra parte de la casa".
Además, sostuvo que si vieron dinero, los detectives no pudieron contarlo y por lo tanto se desconoce cuánto había... pudo haber sido muy poco", señaló el abogado.
‘iNVESTIGACIÓN DISCRETA’
Si los investigadores hallaron tal cantidad de dinero en efectivo en esa casa, ¿cómo es que no informaron de ello al Ministerio Público? Es probable que obedecieran órdenes. De acuerdo con Vega Pinto, el entonces jefe de la Policía Nacional, Carlos Barés, les solicitó que la "investigación se manejara en forma discreta". Esa sería entonces la explicación al hecho de que los detectives nunca levantaron un inventario del dinero que hallaron en las neveras.
Vega Pinto es explícito: se retiraron de la residencia –a solicitud del director del SPI, Alejandro Garúz– sin evidencias, sin hacer un inventario del dinero hallado en las neveras y sin redactar un acta de los hallazgos. Pero Garúz negó que haya ordenado que los agentes se marcharan.
Fueron informados de que Garúz quedaría a cargo del caso, lo que fue informado, a su vez, a Barés, quien respondió que "no había problema". De hecho –señaló Vega Pinto y el detective Boris Garcés– el jefe de la Policía solicitó expresamente "no hacer comentarios sobre el resultado de las investigaciones" en esa casa.
Luis E. Camacho, vocero de Sánchez, entregó personalmente ayer una carta abierta en la que la ex funcionaria manifiesta su malestar porque los medios de comunicación se siguen refiriendo al caso como los duro dólares. Dice que la víctima es ella y que los medios "pudieron con facilidad constatar que en el expediente está acreditado ...que el hurto del dinero fue realizado en la recámara ... y que nunca nadie declaró haber visto tales valores ni en el congelador ni en ningún otro lugar...".
Sánchez insiste en que en su proceso hay una clara intromisión de elementos políticos y que ella es inocente.
SÁNCHEZ, la funcionaria
.EMOLUMENTOS: Su sueldo neto como directora administrativa de la Presidencia fue de 88 mil dólares.
.GASTOS: Además, recibió honorarios para representación por la suma de 108 mil dólares.
.RENUNCIA: Sánchez dejó el cargo en la Presidencia en septiembre de 2003.
.ASESORA: Luego fue contratada para brindar asesoría económica y financiera en las Garzas desde septiembre de 2003 a agosto de 2004.
.SALARIO: Su sueldo neto fue de 59 mil dólares como asesora.
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