Son las 4:00 a.m. En una esquina de la piquera de Pedregal hay 20 choferes de "diablo rojo" desayunando. Unos comen hojaldre con carne, otros tortilla con pollo. Ninguno le presta atención al bus chino que espera a sus pasajeros para su primer recorrido. Algunos hasta lo denominan el "diablo chino".
El "diablo chino" parece un juguete de niños, pero en grande. Mide 19 pies (4 más que el "diablo rojo"), es gris, tiene ventanas inmensas y está decorado con unas burbujas, también grises. En las ventanas está escrito, en grande, las palabras Young Man y Centro Liner, la línea del bus.
A diferencia del "diablo rojo", la máquina está en la parte trasera; y tiene ocho llantas, no seis. No está adornado con los pregones ni pinturas de artistas o del hijo del chofer. Ya identifica, en el vidrio delantero, su ruta: Pedregal-Corredor, pero aún no tiene placa.
Subir al bus chino es menos complicado para las personas mayores, pues la plataforma de entrada tiene un escalón, no tres como en los "diablos rojos". El bus por dentro también parece de juguete. Tiene 50 puestos (individuales, pero bastante pegados) de color azul y decorados con letras amarillas y figuras abstractas.
El chofer del bus está vestido con una guayabera gris, se ve aseado y se muestra amable con los pasajeros. "Vamos a ver cuánto le dura eso", juzga el primer pasajero.
A las 4:45 a.m. empiezan a llegar los demás usuarios. Al entrar, pagan 75 centésimos y se acomodan. Hay dos puestos que miran hacia adelante y dos que miran hacia atrás. De tercero sube el director de la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT), Severino Mejía, y poco después, Dionel Broce, presidente de la piquera de Pedregal. Todos miran con sorpresa el bus, pero los otros conductores rodean la novedad con malos ojos.
5:00 a.m. El bus arranca y los pasajeros siguen revisando, cual niño con juguete nuevo, cada parte del bus. Los comentarios en la parte de atrás del bus son más indiscretos, quizá porque en la parte de adelante se sentaron Mejía y Broce.
"Todo es de plástico", dice uno de los pasajeros mientras toca los asientos y las paredes. La señora a su lado se queja por la falta de cinturones de seguridad. El bus va a 94 kilómetros por hora, y frena abruptamente en las paradas. Dos filas más adelante, otra señora se muestra irritada por la actitud de los demás: "¡Jo! Nadie puede ser positivo en este país".
Pero el tema del día es el bus. "Las ventanas no se abren", nota uno de los pasajeros. Efectivamente: son vidrios de seguridad. En dos de ellos dice "salida de emergencia", y cuelga justo al lado un martillo pequeño para romperlo en caso grave. "¿Y cuando se los lleven?, porque eso seguro que pasa pronto", advierte el pasajero, y se pregunta qué se hará cuando el aire se dañe.
El aire es un problema. En eso están de acuerdo casi todos los pasajeros. "No son ni las 6:00 a.m., imagínate esto al mediodía", ríe otra pasajera.
Luego Broce, explicó que el sistema de calefacción que trajo originalmente el bus, fue remplazado por aire acondicionado.
5:35 a.m. Parada. Policlínica de Marañón. Bajan cuatro personas (entre ellas Mejía, quien antes de irse dice "esto es lo que se necesita"), suben tres y todos se quedan mirando el bus como si fuera un bicho raro.
De vuelta a Pedregal, ya casi no quedan pasajeros en el bus.
El más irritado de todos sigue sentado en la parte de atrás. Es, transportista, según cuenta, y se montó "a propósito" al bus para curiosear. Él critica el tamaño del vehículo, y tiene razón, en el Corredor y en los puentes se pega mucho a los demás carros. Sin embargo, dobla en las esquinas sin problema. Pero no vale la pena preocuparse tanto. El bus estará de prueba un mes en la calle, y si no cumple con las expectativas de los usuarios, dirá adiós para siempre.
DATOS IMPORTANTES
.VENTANAS: No se abren. Son solo vidrios.
.CINTURONES DE SEGURIDAD: Inexistentes.
.AIRE: Los usuarios se quejaron del calor.
MODIFICADO: El sistema de calefacción que trajo originalmente el bus fue reemplazado por aire acondicionado.
.SILLAS: Incómodas y muy pegadas. Eso dijeron los pasajeros.
.PLÁSTICO: El material predominante en el bus es el plástico. Según los usuarios, eso hace que el autobús sea inflamable.
