Durante cuatro décadas María Luisa Castillo vivió en el corregimiento de Curundú. Solo los últimos dos años lo ha hecho en la Pensión Santa Fe, lugar donde la administración de Martín Torrijos la ubicó a raíz del incendio que consumió la barraca en la que vivía con sus familiares.
A sus 42 años, los surcos en su rostro reflejan lo difícil que es vivir en un barrio en el que abundan los problemas sociales y ambientales: malos olores, alimañas, basura, pobreza y delincuencia. Un lugar de casas de madera y cinc, sin servicios sanitarios, donde las aguas negras corren por debajo de los pequeños cuartos, regularmente habitados por cinco personas como mínimo.
Por estas condiciones, María Luisa, al igual que sus vecinos, confía en que el proyecto que adelanta el Ministerio de Vivienda (Mivi), con la colaboración de otras entidades del Gobierno y el respaldo del presidente, Ricardo Martinelli, mejore la comunidad en la que viven 19 mil 19 personas.
“Queremos ayuda”, dijo la mujer, mientras se disponía a ingresar al gimnasio Pedro El Roquero Alcázar para participar del anuncio oficial del proyecto de mejoras.
