Modaldo Tuñón ha llegado a la conclusión de que en Panamá no hay un sistema educativo, sino un cuasisistema: algo que se aproxima a lo que debe ser.
Además, opina que habría que vender tildes en las tiendas de los chinitos, ya que ese signo de puntuación está desapareciendo en la comunicación escrita del panameño.
Piensa que no deben existir clubes de padres de familias y tampoco asociaciones de docentes, sino asociaciones de profesores y padres de familia: todos en una sola agrupación luchando por la calidad de la educación.
Tuñón preside el Consejo de Educación de la Asociación de Ejecutivos de Empresas (Apede) e impulsa una iniciativa que busca proporcionarles herramientas a las autoridades educativas y a los docentes sobre el proceso de enseñanza en el país: se trata de la creación del Instituto de Innovación para la Educación en Panamá.
¿De qué se trata este instituto?
El Instituto de Innovación para la Educación en Panamá es una idea que he venido moldeando desde hace cinco años. El problema, encuentro yo, es que se me acercan directores de escuelas para preguntarme cómo hacen para administrar mejor el presupuesto, cómo planifican o cómo ejecutan la evaluación educativa. También hay docentes que me preguntan cuáles son las nuevas metodologías de enseñanza y de aprendizaje. Otra inquietud que expresan es sobre el tema de la competencia; veo que algunos docentes le tienen miedo al modelo de competencias porque sienten que es un tema de rivalidad.
¿Qué se busca con la creación del instituto?
El instituto es para enseñar al docente que no está en el mundo educativo solo para poner notas, sino para influir de forma positiva, sostenida y sustancial en cómo nuestros estudiantes piensan, deciden y actúan. El asunto no es enseñar, evaluar o transmitir conocimientos, es forjar competencias, valores y principios para que el joven sea libre en su manera de pensar, de forma más objetiva, menos subjetiva.
¿Cuáles serían las actividades que se desarrollarían en el instituto?
No solo va a manejar competencias, sino también gestión de liderazgo y consecuencias, metodologías de enseñanza y aprendizaje, profesionalización del docente, acreditación y certificación, inspección, desempeño del sistema educativo, rendición de cuentas, sistema de recompensas, tecnologías educativas, así como la gestión por competencias, entre otros.
Hablemos del sistema educativo panameño actual. ¿Cuáles son sus consideraciones?
Después de muchos años de trabajar en este tema y de hacer un estudio profundo, consultando tesis, descubrí que no tenemos un sistema de educación. El gran problema de América Latina es que las cosas no se hacen con un enfoque sistémico. En Panamá, por ejemplo, los problemas de seguridad y de pobreza no se tratan de forma sistémica, y la educación no escapa de esa realidad.
¿Cómo enfrentar esta realidad de la educación del país?
Lo primero que uno hace en este enfoque moderno es ver todos los actores. La educación no solo es docentes y estudiantes, también tiene que ver con el padre de familia, el actor más importante. Algunos padres de familia no tienen la competencia para poder educar, formar y forjar a sus hijos. En este proceso se debe incluir hasta a los conductores de los colegiales, de los “diablos rojos” y a la Policía.
¿Cómo superar estas barreras?
Teniendo todos los actores, se les diseñan a ellos los programas educativos y formativos. No solo es ver lo que el estudiante hace dentro del aula de clase, sino también lo que pasa en el pasillo, en el patio, en la calle y en el hogar. Esto se logra creando actividades extra curriculares: hacer un currículo de lo que va a hacer en el aula de clase y un extra currículo de lo que va a hacer en la casa y en la calle.
¿Usted también ha hablado de la necesidad de fortalecer los primeros cinco años de estudio del niño?
Estamos proponiendo que desde prekínder hasta tercer grado, que son los cinco años de educación más importantes del individuo, se enseñen las competencias básicas para la vida y para la educación: saber estudiar, saber pensar sistemáticamente, trabajar en equipo, comunicarse en español e inglés, saber emprender, entre otros. Para que el joven sea exitoso tenemos que concentrarnos en el niño. En la actualidad, los niños a los cinco años han visto más televisión que sus padres.
¿Qué más exige una educación moderna?
Muchas empresas no contratan a un egresado que solo sabe de su profesión, tienes que ser ético, saber trabajar en equipo, saber comunicarse verbalmente y por escrito, sin errores ortográficos. Yo digo que las tildes se deben vender en paquetitos en la tienda del chinito, en vez de figuritas.
En el tapete está un proyecto de transformación curricular. ¿Qué piensa de la iniciativa?
La transformación curricular es oportuna y necesaria, lo que hay que hacer es complementarla con otros procesos y eventos. Muchos jóvenes llegan al décimo grado con grandes deficiencias. Necesitamos un programa remedial, lo que pasa es que estos adolescentes ya pasaron por primaria, tienen una formación regular, y no generaron las competencias.
