Paco Gómez Nadalfgomez@prensa.comEsta es la historia de un pastel que, para que deje buen sabor de boca, no hay que comerse entero. Fagocitar el último trozo sería como rechazar un tesoro lleno de historia, de técnica y de biodiversidad. El pastel equivale al área del Canal, y un grupo de expertos y representantes de movimientos ciudadanos han concluido –en un simposio que se desarrolló el viernes y sábado en Panamá– que el patrimonio cultural y natural que acumula merece protección nacional e internacional.
"Si se identifican los bienes y lugares a conservar, se puede hacer una propuesta por parte del Gobierno nacional para que se declare Patrimonio Mundial", explica con vehemencia Marc Patry, especialista de la Unesco –la organización de la ONU especializada en Educación, Ciencia y Cultura–.
Patry vino a Panamá desde París y, tras reunirse con altos funcionarios del gobierno y escuchar en el simposio a especialistas de diversas ramas, está seguro de la voluntad en el país para conservar estas áreas, pero echa de menos a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP). "LA ACP no debe sentir que una declaración de Patrimonio puede ser un obstáculo para sus operaciones o para la ampliación del Canal. Se seleccionaría el qué y el cómo, pero esto [la declaración] serviría para empujar un proyecto nacional para todos estos lugares de la antigua Zona", insiste Marc.
Lo mismo opinan Norma Barbacci, directora de programas de la World Monuments Fund –entidad privada de conservación–, o Eduardo Tejeira, de la fundación panameña Docomomo –otra organización activa en la documentación y preservación del patrimonio arquitectónico–. "La Zona del Canal se repartió entre muchas instituciones y lo que sobró fue vendido por la ARI [la extinta Autoridad de la Región Interoceánica]. Ahora, el plato fuerte está en territorio ACP, porque ahí está el Prado, Balboa, Gatún...", dice Tejeria para marcar zonas que aún no han sido devastadas.
"Lo que se ha hecho ya con muchas de las viviendas privatizadas, no tiene remedio, pero hay que evitar que se pierda el resto", remarca Barbacci, cuya organización incluyó al área del Canal dentro de la lista de Vigía de los 100 sitios monumentales en riesgo en el planeta.
Kurt Dillon ha sido el impulsor del simposio que se ha realizado, precisamente, en uno de los antiguos barracones militares que hoy es territorio de la Ciudad del Saber. Este arquitecto zonian y defensor del patrimonio panameño, resalta que se cuenta con una magnífica documentación del área desde que la abordaron los franceses sin éxito hasta el periodo estadounidense. Ese es terreno recorrido en el inventario de estos bienes arquitectónicos únicos, de planes urbanísticos pensados para el clima del istmo y una biodiversidad necesaria para el funcionamiento del Canal.
El ángulo que amarra este patrimonio a lo cultural también quedó planteado durante la reunión. Se habló del valor histórico, de la influencia de "La Zona" en la idiosincrasia social y política de Panamá o de la falta de conocimiento de lo que realmente guardan estos lugares. Guillermo Castro, de la Ciudad del Saber, explicó que el problema de la conservación es "la asignación de valor que le damos a lo que tenemos". "En Panamá solemos hacer conservación elitista, pero debemos avanzar hacia un tipo de protección de los lugares, no como espacios o edificios, sino como experiencias de aprendizaje". Un último ejemplo: según Castro hay dos maneras de entender el Summit, "como el zoológico municipal o como el lugar donde se construyó una visión determinada del trópico".
Por este último tipo de valores es por el que el área del Canal busca padrinos oficiales que le permitan entrar a la selección mundial de patrimonio. En el simposio estaba presente el director del Instituto Nacional de Cultura (INAC), Reinier Rodríguez, que ante una invitación directa que le hicieron para liderar el proceso, respondió: "El INAC no requiere el turno de réplica".
