La noche del 5 de noviembre de 2003 fue de tragedia en el Estadio Nacional, porque minutos antes de empezar el partido de béisbol entre Panamá y Estados Unidos, explotaron en las graderías fuegos artificiales que causaron 10 heridos, uno de gravedad y dos de consideración.
El accidente se suscitó luego de que un lote de cohetes de la empresa Pirotécnica de Guararé fuera lanzado desde el parque de pelota infantil, ubicado a un costado del coliseo.
Testigos del hecho dijeron que uno de los morteros golpeó y explotó en el pecho de una de las víctimas. De inmediato se observó una "llamarada" en las tribunas de entrada general, específicamente en el área de sol de la derecha, la cual afectó a varios fanáticos que corrían despavoridos.
Las víctimas de mayor consideración fueron Carlos Julio, de 37 años; Carlos Julio hijo, de 11; y Ricardo Vega, de 42 años, quien murió el 16 de noviembre, tras permanecer 11 días en coma.
Relacionado: Apelan indemnización millonaria