En días pasados me "colé" a escuchar una interesantísima disertación sobre Turismo y Patrimonio, a cargo del doctor Juan Carlos Hernández Nuñez. El doctor Hernández es profesor titular de la Universidad de Sevilla, en el departamento de Historia del Arte. El y varios catedráticos españoles estuvieron de visita en nuestro terruño, dictando varios seminarios sobre museología, museografía y patrimonio histórico en el precioso Museo del Canal Interoceánico, una joya entre el actual despelote que hoy día se vive en el Casco Antiguo.
Lo primero que enfatizó el "profe" fue la rentabilidad que aporta la actividad turística. Solo en España se reciben unos 56 millones de turistas anuales, que aportan al fisco del golpeado país millones de euros. Se estima que el turismo genera 2.5 millones de puestos de trabajo en la madre patria. Como muestra, Hernández dio el ejemplo de la Catedral de Sevilla, que solo en un año recibió la visita de casi 1.5 millones de turistas, que generaron ingresos de entrada por... 9.7 millones de euros! Ese dinero no va (como aquí en Panamá, lamentablemente) a engrosar el tesoro estatal, sino a pagar sus gastos de funcionamiento, personal y restauración. Por tanto, la catedral no solo es patrimonio cultural sino totalmente autosostenible.
Mientras hablaba el el especialista, no podía dejar de pensar en los famosos "tourist passes" de otros países. ¿Qué tan dificil es implementarlos aquí? Le cobras al visitante una cantidad "x", que permita que visiten varios monumentos del país y así asegurar su mantenimiento y hacer placentera la visita. Solo a un costado donde me encontraba, languidece nuestra Catedral Metropolitana, sucia, sin pintar y con varias cosas vetustas y rotas.
Hernández luego dedicó gran parte de su charla al turismo en masa: comercial, estacional y usualmente pasivo, pues al visitante se le indica un programa y no tiene autonomía real. Es el turismo de los operadores, que tiene sus cosas positivas, como democratizar el turismo (ricos y pobres pueden turistear); la recuperación de costumbres, artesanías y el folclore local: y la producción de ingresos necesarios para la subsistencia de los nativos. Sin embargo, los turistas en masa pueden sobre explotar el patrimonio cultural porque es muy sensible. Por ejemplo, se peca de...
Largo este blog, pero tenía mucho que contar.
