De esta edición 2013 de la Copa Oro me quedó con las actuaciones de Gabriel Torres y de Jairo Jiménez, los triunfos sobre México, aunque estuvieron ausentes sus mejores hombres (De Nigris, Salcido, Guardado, Chicharito y Do Santos), la goleada sobre Cuba y la disciplina de los jugadores que al menos se vio desde lejos.
El último sorbo de esta Copa 2013 demostró que somos respetuosos con nuestros rivales y esa mentalidad debe cambiar, debemos salir a triunfar, no a jugar para un empate o para que no nos goleen.
Aunque suene loco para Usted, pero a mi, me gustaría ver a Blas Pérez en la defensa panameña. Pérez y Baloy de centrales, los otros dos no sé. Simplemente es una idea que baso en esa búsqueda del triunfo y de no ser tan respetuosos con nuestros rivales.
Total, si Blas, el Superratón anota goles, crea jugadas, recupera balones y defiende como nadie. Además quien dijo que los defensas no marcan goles, pregúntenle a Puyol. Blas es un jugador que corre y esa adrenalina la necesitamos para mantener viva el espíritu de triunfo.
Así Dely le daría la oportunidad a otro delantero en la selección. Uno de esos que venga con el pie encendido y aporte esa cuota goleadora que tanto necesitamos. Imáginese a Blas en la defensa y Torres y Matador Tejada en la delantera.
Por el momento lo dejo así, solo en un pensamiento y me refiero a la Copa Oro, es que otra vez se nos negó, igual que en 2005 ante los estadounidenses.
La Copa Oro se nos derritió en los últimos minutos; sin embargo, tenemos que estar claros que el objetivo principal de la misma era darle la oportunidad a algunos jugadores, para que se mostraran y fueran considerados para integrar el onceno titular que aspira a uno de los cupos que da la hexagonal de la Concacaf hacia el Mundial de Brasil 2014.
El campeonato, que perdimos 1-0 ante Estados Unidos, sería un incentivo adicional para Dely Valdés, que a propósito tuvo para ver la rapidez de Jairo Jiménez, comprobar que Gabriel Torres está con el pie encendido y que Roberto Chen, de 19 años de edad, le falta más compromisos para tener el puesto del capitán Felipe Baloy. La derrota ante Estados Unidos nos puso los pies sobre la tierra.
Habíamos llegado invicto a la final, con dos triunfos sobre México y acariciando una Copa, que en 2005 se nos había negado. La Copa Oro nos tenía embriagados, crecidos ante rivales de poca talla y tal vez lo mejor que nos ocurrió fue perder ante los estadounidenses en Chicago.
El juego de la final fue el verdadero termómetro para la Sele, lamentablemente la suerte no nos sonrió. En su última presentación Panamá no fue el equipo que esperaba, fuimos extremadamente cuidadosos, en especial en el primer tiempo. Debimos arriesgar más y hacerle saber a la Concacaf que tenemos equipo para ir a un Mundial.
