ASTRONOMÍA

La Luna se aleja de la Tierra

La Luna se aleja de la Tierra
La Luna se aleja de la Tierra

No es mucho. Apenas centímetros. Pero la Luna se aleja cada año de la Tierra. Lo hace desde sus inicios, hace unos 4 mil 500 millones de años.

Resulta que, a paso lento (3.78 centímetros exactos anuales), el satélite natural terrestre se encuentra 18 veces más lejos del planeta que en los tiempos de su formación, según constataron investigadores del departamento de Ciencia y Tecnología del University College de Londres, Inglaterra, en el más reciente reporte sobre un tema que lleva años de estudio.

La investigadora Margaret Ebunoluwa Aderin-Pocock le explicó la situación a la BBC: “La fricción entre la superficie de la Tierra y la masa acuática que le rodea hace que con el pasar del tiempo el globo terrestre gire sobre su eje un poco más lento (...) Y como el planeta y la Luna están unidas por una suerte de abrazo gravitacional, a medida que el movimiento de la Tierra se ralentiza, se acelera el de la Luna y esta aceleración la empuja hacia afuera”.

La distancia exacta entre la Luna y la Tierra se obtiene gracias a las unidades retroreflectoras que se dejaron en territorio lunar durante las misiones de Apolo entre 1969 y 1972.

Hasta el pasado 10 de marzo había 393 mil 499 km, 257 metros y 798 milímetros entre un astro y otro.

Noches sin luna

¿Qué consecuencias traería un cielo nocturno sin la Luna? ¿Cómo se afectaría la vida en el planeta? ¿Qué sería de todos los románticos empedernidos que se inspiran mirando el techo estrellado?

Si la Luna se fuera las mareas serían las primeras en sufrir los cambios, porque, si bien el Sol seguiría ejerciendo su influencia en el ir y venir del nivel del mar, la Luna, por su cercanía con el planeta juega un rol protagónico en el asunto, apunta Tony Earle, expresidente de la Asociación Panameña de Aficionados a la Astronomía (Apaa).

Distancia

Al pasado 10 de marzo había 393 mil 499 km, 257 metros y 798 milímetros entre la Tierra y la Luna.



En el reporte de la BBC las voces científicas vaticinan, en caso de una ausencia lunar, días más largos, veranos más cálidos e inviernos más gélidos, con las respectivas secuelas de cada caso, algunas de ellas nefastas.

En su calidad de aficionado a la observación de astros, Earle lamentaría no ver más espectáculos como los eclipses.

La “superluna” (cuando la Luna se aprecia 10% más grande por encontrarse en su punto más cercano a la Tierra, coincidiendo con su fase completa), las conjunciones de la Luna y Venus o la Luna y Júpiter (cuando se aprecia una estrella muy brillante al lado de la Luna) y las salidas vespertinas de Luna con tonos rojizos o amarillos fuertes (cual moneda de oro), son otros fenómenos que extrañaría Louis Taylor, también expresidente de la Apaa.

Tiempo, mucho tiempo...

Pero tranquilos todos. Para que la Luna se divorcie de la Tierra tiene que pasar mucho tiempo, millones de años y los cambios se producirían de forma tan paulatina que serían casi imperceptibles en cientos de años, apuntan Taylor y Earle.

De hecho, el informe de la BBC aclara que antes de desprenderse de la órbita terrestre, el satélite llegaría a un punto de equilibrio y dejaría de alejarse. Mantendría una distancia, pero no se marcharía para siempre.

Es más, destaca Taylor, antes de que se diera la supuesta partida lunar, el Sol, como toda estrella que nace, crece y muere, llegaría a un punto de desarrollo tal que acabaría con la vida en los planteas más cercanos, incluida la Tierra.

Es una tesis apocalíptica, añade, que tardará tanto en llegar que no vale la pena ocuparse ahora en ello.

Así que, apuntan los aficionados astronómicos, mientras el Sol siga lejos y no haya que huir rumbo a otro planeta, a disfrutar de la Luna y su encanto.

2015, un segundo más largo

Que la Tierra gire más lento sobre su propio eje no solo la ha distanciado de la Luna. También ha provocado años más largos, como pasará en 2015. En realidad se trata de un día que durará un segundo más, fenómeno conocido como segundos “intercalares o adicionales”, según el Servicio Internacional de Rotación Terrestre (IERS, por sus siglas en inglés).
Desde tiempo atrás existen diferencias de un segundo entre el tiempo de los relojes atómicos (los de más precisión para llevar el tiempo) y los relojes astronómicos, explicó a la BBC Daniel Gambis, del IERS.
Y un segundo es cosa seria. Cuando en 2012 se agregó un segundo, se retrasaron 400 vuelos y varios gigantes de internet quedaron fuera de línea por el ajuste.
Los segundos de más se han agregado 26 veces desde 1972, cada vez que es necesario, como ocurrirá a la medianoche del 30 de junio de 2015. Que no le extrañe que ese día se le haga más largo.


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