MADRID, España. (EFE).- Ajeno a la actual discusión sobre su lucrativa pesca, el atún aleta azul, el "toro" del Atlántico, surca los mares a 70 kilómetros por hora y en su longeva vida, de hasta 50 años, supera los tres metros y se acerca a la tonelada, peso que lo convierte en el gran depredador de mar abierto.
La próxima semana se deciden las cuotas de captura que fija la Comisión Internacional para la Conservación del Atún del Atlántico (ICCAT), reunida en Marruecos, que en 2007 introdujo un plan de recuperación que redujo gradualmente la pesca, cuyo límite actual es de 12 mil 900 toneladas anuales para la Unión Europea.
En la reunión del ICCAT, a la que acuden 48 partes contratantes y observadores de todo el mundo, entre ecologistas, biólogos, científicos y representantes del sector pesquero, se evalúa el último informe sobre el estado de población de la especie, el "stock".
La recuperación de la que ha dado cuenta el pasado mes de octubre el comité científico del ICCAT, con sede en Madrid, ha sido el pistoletazo para que los pescadores reclamen un aumento en las cuotas, tras el "sacrificio", dicen, de casi seis años de restricciones.
Por su parte, los ecologistas piden más tiempo para que se consoliden lo que reconocen son "buenos resultados" de una política restrictiva y de control (programada inicialmente para quince años), que debe mantenerse.
El mercado del atún rojo, mientras tanto, crece en demanda y rentabilidad, con Japón como el primer comprador, donde el kilo en subasta supera los 2 mil euros, y comidas japonesas como "sushi" y "sashimi" son ya una réplica internacional en auge que requiere de esta apreciada pesca.
