Tres de los teatros más importantes del país, administrados por el Instituto Nacional de Cultura (INAC), urgen de reparaciones millonarias. Estos son los teatros Nacional y Anita Villalaz, ambos en el corregimiento de San Felipe, y el Balboa, ubicado en Ancón.
El primero está cerrado desde junio de 2015, mientras la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) lleva a cabo un análisis a las estructuras de la edificación, construida en 1908.
El director del INAC, Juan Francisco Guerrero, informó que la reapertura del inmueble se decidirá en marzo próximo cuando la UTP entregue el diagnóstico. De hecho, planteó que podría ser una reapertura “parcial”.
Arquitectos de esa entidad calculan que para restaurar el Teatro Nacional se necesitan $12 millones.
Pero no es la única instalación a ser mejorada. Similares problemas enfrenta el teatro Balboa, inaugurado oficialmente en 1950 por la Compañía del Canal de Panamá para ofrecer entretenimiento a los residentes de las áreas de Balboa, Diablo, La Boca y otros sectores del Pacífico.
La proyección de películas era la actividad que más se daba en el teatro y también se presentaban espectáculos artísticos en vivo por las facilidades que ofrecía.
Datos históricos precisan que se transfirió el 1 de octubre de 1979 a la Autoridad del Canal de Panamá. Posteriormente, en enero de 1980, pasó a la jurisdicción del INAC, que lo administra y supervisa.
De acuerdo con Guerrero, ahora que el Teatro Nacional está cerrado, la mayoría de los eventos se celebran en el teatro Balboa. No obstante, reconoció que requiere de mejoras que superan los $8 millones.
“Este inmueble se puede usar, pero lo ideal sería repararlo para que no llegue a la situación del Teatro Nacional”, advirtió.
En tanto, el teatro Anita Villalaz, el más chico de los que gestiona la institución, cuenta con un proyecto de restauración que llega a los $4 millones.
Este recinto en un tiempo fue la sala de audiencias de la Corte Suprema de Justicia. Comenzó a operar como una sala de teatro en 1996. Las autoridades del INAC precisan que es un teatro romano en miniatura.
Jaime Zárate, jefe de Arquitectura del INAC, expresó que estos inmuebles son antiguos y deben contar con planes de reparación y mantenimiento para que tengan mayor tiempo de vida.
Pese al bajo presupuesto que se le otorga a la entidad durante los últimos años, sus directivos afirman estar “optimistas” y esperan que antes de 2019 se hayan puesto en marcha estos tres proyectos.
La realidad es que en 2015 le aprobaron un presupuesto de $40.7 millones, aunque el INAC había pedido $95.5 millones inicialmente.
CULTURA, EN DESIDIA
Para la exdirectora del INAC Ana Elena Porras la entidad está siendo desmantelada, ya que no se le otorgan los recursos para resaltar la cultura en el país.
“Pareciera que la política es no tener cultura, porque se trata de un instituto fantasma que quieren cerrar”, argumentó.
Citó como ejemplo el hecho de que ni siquiera se ha nombrado al director titular de la entidad, luego que Mariana Núñez dejara el cargo. Para Porras, Panamá no es solo centros comerciales y fiestas, sino historia, tradiciones y expresiones artísticas que se deben dar a conocer al mundo.
Consideró que otra de las estructuras abandonadas es el museo Reina Torres de Araúz, en la plaza 5 de Mayo.
Por su parte, el urbanista Gerónimo Espitía subrayó que las autoridades carecen de una política de mantenimiento para sus inmuebles.
Indicó que no solo los teatros están en mal estado, sino los museos y otras estructuras históricas que son propiedad del Estado y corren peligro de deteriorarse.
Entre ellos están los fuertes Portobelo y San Lorenzo, en la provincia de Colón.
“Es el momento de que se ponga en marcha un proyecto de conservación y reparación de estas edificaciones que guardan historias”, dijo.