La influenza es una enfermedad viral que afecta las vías respiratorias y se transmite fácilmente a través de gotas respiratorias. Aunque suele ser más común en épocas de frío, puede causar complicaciones graves, como neumonía, e incluso provocar la muerte, especialmente en personas con condiciones de salud preexistentes.
Según el último reporte del departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud (Minsa), hasta la semana epidemiológica 50 de 2025 (del 7 al 13 de diciembre) se han registrado 99 muertes por influenza en Panamá. De estos fallecimientos, el 86.9% no estaba vacunado y el 91% presentaba factores de riesgo, como enfermedades crónicas, edad avanzada o problemas respiratorios.
Durante la semana epidemiológica 50, se notificó una defunción por influenza y se actualizó una correspondiente a la semana 48, sumando un total de 99 fallecimientos en lo que va del año. Esta cifra supera en uno los reportes del mismo período de 2024, cuando se contabilizaron 98 fallecimientos.
La confirmación de los tres primeros casos de influenza A(H3N2) con la variante K en Panamá encendió las alertas sanitarias y resaltó la importancia de la vigilancia epidemiológica y la prevención, en un contexto internacional marcado por el aumento de contagios en Europa y Estados Unidos.
Esta variante del virus A se caracteriza por un inicio brusco y síntomas intensos, diferentes a los de un resfriado común. Entre los signos más habituales se encuentran fiebre alta repentina —generalmente superior a los 38 grados—, escalofríos, fuerte malestar general y dolores musculares intensos, especialmente en piernas, espalda y brazos. Además, pueden aparecer dolor de cabeza persistente, tos seca, dolor de garganta y congestión nasal.

El cansancio extremo es otro síntoma distintivo y puede prolongarse varios días, incluso después de que la fiebre ceda. En niños pequeños y adultos mayores también pueden presentarse náuseas, vómitos o diarrea, aunque estos síntomas son menos frecuentes en adultos jóvenes.
Las autoridades del Minsa siguen de cerca la evolución de estos casos y declararon, hace más de dos semanas, una alerta epidemiológica por la variante k del virus de la influenza. La vacunación anual sigue siendo la principal herramienta de prevención. A esta se suman medidas básicas, pero efectivas: lavado frecuente de manos, ventilación de los ambientes, evitar el contacto cercano con personas con síntomas y uso de mascarilla en caso de signos respiratorios.
La combinación de vigilancia, vacunación y medidas de higiene es clave para reducir riesgos y proteger a la población, sobre todo a quienes presentan factores de riesgo. Reconocer los síntomas tempranamente y actuar de manera preventiva puede marcar la diferencia entre un cuadro leve y complicaciones graves.


