Tras las muertes de niños reportadas en octubre de 2022 en Gambia por ingerir jarabes para la tos y para el resfriado contaminados con dietilenglicol y etilenglicol, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alerta internacional.
En ese momento, la OMS alertaba del fallecimiento de unos 70 niños; sin embargo, la cifra ha aumentado a 300 entre los países Gambia, Indonesia y Uzbekistán. De hecho, el organismo de salud indicó que podrían haberse distribuido por vías informales a otros países o regiones.
Los seis jarabes contaminados identificados hasta la fecha son: Promethazine oral solution BP, Kofexmalin Baby Cough Syrup, MakoffBaby Cough Syrup, Magrip N Cold Syrup, Ambronol y Dok-1 Max.
Los jarabes Ambronol y Dok-1 Max se sumaron el pasado 11 de enero a la lista de jarabes de niños contaminados, provenientes de Uttar Pradesh, India.
El documento técnico de la alerta indica que “el análisis en laboratorio de muestras de cada uno de los productos confirma una contaminación con dietilenglicol y etilenglicol en cantidades inaceptables” y que los niños habían muerto de lesiones renales.
De acuerdo con la OMS, ambas sustancias son “químicos muy tóxicos utilizados como disolventes industriales y anticongelantes que pueden ser mortales incluso tomados en cantidades muy pequeñas”.
El principal efecto que tienen sobre el organismo es imposibilitar la circulación de la orina por el riñón, causando graves daños en este órgano que no tardan en ser fatales.
El dietilenglicol es descrito como un líquido viscoso, incoloro e inodoro, que puede absorberse ágilmente por el aparato digestivo y respiratorio, así como por la piel. El hígado y los riñones se encargan de metabolizarlo y puede ser letal para el ser humano en una dosis estimada situada entre los 0.014 miligramos a 0.170 miligramos de esta sustancia por kilogramo de peso.
En tanto, el etilenglicol es “una sustancia líquida sintética que absorbe agua” y que no tiene olor, detallan los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Se utiliza para la fabricación de anticongelante para automóviles, aviones o barcos.
Sin registro sanitario en Panamá
Sobre el tema, la directora de Farmacia y Drogas del Ministerio de Salud (Minsa), Elvia Lau, aseguró que los jarabes pediátricos contaminados en África no cuentan con registro sanitario en el país.
“Estos productos de calidad inferior, a los que se hace referencia, no son seguros y su uso, especialmente en niños, puede provocar lesiones graves o la muerte”, añadió.
La OMS hizo un llamado urgente el pasado 23 de enero, para que las naciones implementen acciones para prevenir, detectar y responder ante incidentes por jarabe para la tos de venta libre dirigidos a niños, contaminados con ambos químicos.
La asistente del director general de la OMS para acceso a medicamentos, Hanan Balkhy, afirmó esta semana que muchos de estos fármacos llegan a través del mercado informal, y la preocupación en el seno del organismo es creciente, ya que “se trata de medicinas muy comunes” a las que “más niños y niñas podrían estar expuestos”.
El Minsa ha realizado advertencias sobre estos medicamentos en noviembre pasado y ahora en enero nuevamente, luego de identificarse los químicos en los jarabes Ambronol y Dok-1 Max.
En Panamá, en octubre de 2006 salió a la luz pública el caso del envenenamiento masivo, que tuvo lugar entre 2004 y ese año con la distribución de un jarabe para la tos que resultó contaminado con dietilenglicol.
Hasta 2015, cuando el Ministerio Público cerró la investigación, oficialmente se había reportado la muerte de 170 personas, de un total de 8 mil que se calcula pudieron haber consumido los medicamentos contaminados.


