Los obispos de la Iglesia católica en Panamá, reunidos en su Asamblea Plenaria Nº 222, celebrada del 6 al 10 de enero de 2025, reflexionaron sobre la situación actual del país y destacaron que Panamá atraviesa un momento histórico y complejo, que requiere diálogo, unidad y compromiso para transformar los desafíos en oportunidades.
Se identificaron como principales problemas la reforma a la Ley Orgánica de la Caja de Seguro Social (CSS), la posible reapertura de la mina, la gestión del agua y el Canal de Panamá, y la elaboración de una nueva Constitución.
En un comunicado, la Conferencia Episcopal Panameña señaló: “A partir del diálogo, hay que identificar las necesidades ciudadanas y afianzar la relación entre Estado y sociedad civil, para que los diferentes sectores poblacionales se sientan debidamente representados por las instituciones gubernamentales y por sus organizaciones”. También resaltaron que el diálogo y el cambio social deben realizarse sin violencia ni destrucción de lo que, con esfuerzo, ya se ha construido.
Durante la reunión, se eligió una nueva Junta Directiva de la Conferencia Episcopal Panameña para el período 2025-2028. Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta fue designado como presidente, monseñor Edgardo Cedeño Muñoz como vicepresidente y monseñor Luis Enrique Saldaña Guerra como secretario general.
Además destacaron que este 2025 ha sido declarado como Año Jubilar ordinario, bajo el lema “Peregrinos de Esperanza”, convocado por el papa Francisco. Este Jubileo se enfoca en la conversión personal, comunitaria y social, con énfasis en la penitencia, el perdón y la transformación de la vida cristiana. Es un tiempo propicio para reflexionar, mejorar las relaciones personales, familiares y laborales, y vivir de acuerdo con los valores del Evangelio.
Asimismo, se recordó el 61.º aniversario de la Gesta del 9 de enero de 1964, que representa un recordatorio de la importancia de la soberanía nacional y la unidad del pueblo panameño. Se subrayó la necesidad de avanzar hacia un proyecto común de país, en el que se respete la dignidad humana, se promueva el bien común y se combata la corrupción, asegurando igualdad de oportunidades para todos.
En su mensaje final, los obispos hicieron un llamado a la Iglesia y a los ciudadanos a vivir un cristianismo comprometido con la justicia y la paz. Expresaron su solidaridad con la Conferencia del Episcopado Dominicana y su apoyo al pueblo venezolano, orando por la paz y la reconciliación en ese país. Finalmente, invitaron a vivir el Jubileo como un tiempo de gracia para la conversión, la renovación social y la recuperación de la confianza en las relaciones interpersonales y la dignidad humana.
