El acceso a tratamientos de última generación no siempre depende de la ciencia, sino de la capacidad de pago. Ese es el caso del lenacapavir, un medicamento innovador para la prevención del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), cuya eficacia ha sido ampliamente validada a nivel internacional, pero cuyo precio lo mantiene fuera del alcance de la mayoría de los países de ingresos medios. Panamá no es la excepción, pero busca opciones.
Ante el potencial de este antirretroviral inyectable, que solo requiere dos aplicaciones al año, las autoridades del Ministerio de Salud (Minsa) han iniciado gestiones a múltiples niveles para hacerlo accesible. Desde negociaciones con organismos multilaterales hasta conversaciones con la propia farmacéutica, Panamá explora alternativas que permitan sortear las barreras de costo y lograr que esta herramienta forme parte de su estrategia nacional de prevención del VIH.
El jefe de la Sección de ITS, VIH/Sida del Minsa, Carlos Chávez, confirmó que el país explora alianzas con entidades como el Fondo Mundial, el Plan del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida (Pepfar), el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). El objetivo es claro: encontrar mecanismos de financiamiento que permitan integrar el lenacapavir a las opciones disponibles en el sistema de salud pública.
Además, Chávez mencionó que se mantienen conversaciones con Gilead Sciences, fabricante del medicamento, para evaluar precios adaptados a la realidad panameña y explorar fórmulas de cooperación público-privada que favorezcan su adquisición a mediano plazo.
¿Qué hace diferente al lenacapavir?
Este medicamento marca una nueva era en la prevención del VIH. Pertenece a una clase distinta de antirretrovirales que actúan directamente sobre la cápside del virus, interfiriendo en etapas clave de su ciclo de vida. Su aplicación semestral reduce significativamente los desafíos de adherencia que enfrentan muchas personas en tratamientos diarios, y su eficacia supera el 99.9 % en prevención, según datos clínicos recientes.
La OMS ya lo ha incluido en sus recomendaciones oficiales de prevención combinada, junto con otros métodos como la PrEP oral y el cabotegravir. Su inclusión en estas guías refuerza la urgencia de encontrar vías para facilitar su acceso en contextos como el panameño.
El lenacapavir se comercializa actualmente en Estados Unidos por más de 28 mil dólares al año por paciente como PrEP (profilaxis pre-exposición), y supera los $40,000 cuando se utiliza como tratamiento. Aunque Gilead ha establecido acuerdos con el Fondo Mundial para donaciones y precios reducidos en ciertas regiones, Panamá no está incluida en esas licencias voluntarias, lo que impide acceder a versiones genéricas más económicas.
Sin embargo, Chávez explicó que Panamá está participando en espacios regionales de renegociación y diálogo con la industria para buscar esquemas de acceso más equitativos. Una de las rutas en evaluación es el uso del Fondo Estratégico de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que permite a los países miembros adquirir medicamentos esenciales a menor costo mediante compras conjuntas.

Para Natasha Dormoi, coordinadora de Aids Healthcare Foundation (AHF) en Panamá, el lenacapavir representa un cambio de paradigma en la prevención del VIH, pues “es lo más cercano a una vacuna que hemos tenido hasta hoy. Una sola inyección, dos veces al año, puede cambiar el rumbo de la epidemia”, afirmó.
No obstante, advirtió que este avance corre el riesgo de beneficiar únicamente a quienes puedan pagar más de $28,000 al año cuando se utiliza como profilaxis preexposición, a pesar de que, según estimaciones, su costo de producción es inferior a $100.
Dormoi subrayó que el Estado panameño debe explorar mecanismos legales y diplomáticos para garantizar el acceso al medicamento a través del sistema público de salud.
Panamá tiene ante sí la oportunidad de liderar en la región un modelo de acceso justo e innovador. La decisión que tome marcará el rumbo de su respuesta frente al VIH en la próxima década.

En Panamá, 21,034 personas reciben tratamiento con terapia antirretroviral (TARV), una herramienta fundamental para controlar la carga viral, evitar complicaciones y reducir la transmisión, según datos del departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud. Además, los datos preliminares del Minsa de 2024 evidencian que el año pasado se registraron 1,120 casos de VIH.
A pesar de los avances prometedores del medicamento, su elevado costo y la falta de acceso en muchas regiones del mundo subrayan la necesidad urgente de políticas más inclusivas y acuerdos internacionales que garanticen que esta herramienta crucial llegue a quienes más lo necesitan.
La prevención y el tratamiento efectivo del VIH deben ser una prioridad global, y para lograrlo, el acceso a tecnologías como el lenacapavir debe estar garantizado para todas las poblaciones, sin importar su nivel socioeconómico o ubicación geográfica.


