La lucha contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) está muy lejos de terminar: los informes internacionales indican que hay un retraso global en la reducción de nuevas infecciones, lo que significa que se deben redoblar esfuerzos para lograr en los próximos ocho años el objetivo global de 2030 de poner fin al sida.
El panorama en Panamá no es diferente, pues se espera que la cifra de infectados aumente debido al rezago en los diagnósticos que se originó en los primeros años de la de la covid-19, ya que todos los esfuerzos de la comunidad médica se centraron en atender la pandemia respiratoria.
Los datos del Programa Conjunto de Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida) de 2020 colocan a Panamá como el primer país de Centroamérica con mayor cantidad de nuevas infecciones de VIH, con un estimado de mil 800 casos, seguido muy de cerca por Costa Rica, con mil 700.
Mientras que es el segundo país en la región con mayor número de personas viviendo con VIH (31 mil en total), después de Guatemala, que tiene 33 mil, según el documento.
Las estadísticas del 2021, actualizadas en marzo de 2022 por el Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud (Minsa), tampoco son tan alentadoras, debido a que se diagnosticaron mil 363 nuevas infecciones, 441 casos de sida y 308 muertes. Es decir, en total, mil 804 casos de VIH/sida.
La cifra de diagnósticos de VIH/sida del año pasado se acerca a la cantidad de diagnósticos que hubo antes de la pandemia respiratoria, en 2019, de mil 912 casos de VIH/sida, así como a los mil 745 casos de 2018, según consta en los datos aportados por el Minsa.
En Panamá, lo más preocupante es el aumento de nuevas infecciones en edades de 20 a 29 años, y el alto porcentaje de personas que no sabe que son portadoras del virus.
Los reportes del Minsa muestran que el año pasado se dieron 571 nuevas infecciones de VIH en el rango de edad de 20 a 29 años. De ese total, 276 casos corresponden a edades de 20 a 24 años y 295 casos, de 25 a 29 años.
Además, las estimaciones oficiales indican que un 40% de las personas con VIH no sabe que lo tiene, lo que a su vez impide que reciban tratamiento o tengan la posibilidad de una vida sana y productiva, ya que ahora el VIH ya no representa una sentencia de muerte para los pacientes si reciben tratamiento oportunamente.

Natasha Dormoi Eluf, coordinadora de la organización no gubernamental Aids Healthcare Foundation (AHF Panamá), que trabaja en la lucha contra el sida, indicó que el número de nuevas infecciones evidencia que estamos lejos de alcanzar las metas establecidas para el 2030, pero el rezago no solamente se refleja en la prevención de nuevas infecciones, sino también en el acceso a tratamiento.
“Hoy, día de la lucha contra el VIH y el sida, recordamos a los gobiernos y a la sociedad civil en general que queda mucho por hacer si algún día queremos poner fin a la pandemia del sida”, añadió.
Para Dormoi Eluf, hay que trabajar en proteger los logros alcanzados en 41 años de una pandemia de VIH/sida que aún continúa, intensificando los esfuerzos de prevención, pruebas y tratamiento. Las desigualdades económicas, sociales, culturales y legales deben abordarse con urgencia, pero urge priorizar “pruebas y tratamientos”, junto con intervenciones de educación, información y promoción de servicios para la prevención del VIH, añadió.
En tanto, la investigadora del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges) y especialista en el tema de VIH, Amanda Gabster, coincidió con Dormoi Eluf que una razón por la que el mundo, y especialmente Panamá, no está encaminado a acabar con la pandemia del VIH/sida son las desigualdades.
Así quedó plasmado en el informe de Onusida 2022, donde se incluyen las desigualdades basadas en el género y en las poblaciones clave. Por ejemplo, la estigmatización y discriminación hacia las poblaciones LGBTI+ (lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual y queer) puede obstruir el acceso al testeo y tratamiento del VIH y los estudios realizado en el Icges han demostrado el efecto negativo que tienen estas creencias en la población, manifestó.
Sostuvo que debido a las desigualdades en todo el mundo, Panamá, al igual que gran parte de América Latina, a menudo se encuentra rezagado para poder ofrecer las mejores intervenciones basadas en la ciencia y la medicina.
Además, dijo que hay retrasos significativos en la implementación del acceso asequible a medicamentos contra el VIH de acción prolongada y profilaxis pre-exposición, porque los costos de estos fármacos son extremadamente altos y lo más probable es que los gobiernos de países en desarrollo no destinen fondos para su adquisición.
A juicio de Gabster, Panamá necesita financiar y mantener estudios epidemiológicos y de vigilancia del VIH e infecciones sindémicas como son las infecciones de transmisión sexual y la tuberculosis.
Por su parte, el Minsa informó que Panamá cuenta con el programa de clínicas amigables en las cuales se proporciona atención integral, diagnóstico oportuno y seguimiento sobre las enfermedades de transmisión sexual a la población clave o grupos vulnerables del país de manera gratuita.
A estas instalaciones acuden hombres que tienen sexo con hombres, mujeres trans y trabajadoras sexuales. A todos se les ofrece una serie de exámenes de laboratorio y se les efectúa una valorización de su estatus de VIH. También realizan diagnóstico de otro tipo de enfermedades sexuales.
Panorama regional y mundial
Mientras la tendencia mundial va a la baja, en América Latina las nuevas infecciones de VIH siguen en aumento. En la última década, los casos en la región han crecido un 5% hasta alcanzar 2.2 millones de personas infectadas en 2021, según el último informe anual de Onusida.
El informe de Onusida, titulado En peligro, publicado en julio pasado, tampoco arroja buenas noticias sobre la situación de la pandemia del sida a nivel global, debido a la crisis originada por la guerra de Ucrania y la covid-19, que han impactado sobre los presupuestos públicos de salud y han llevado a que el progreso contra el VIH se estanque.
El año pasado se produjeron alrededor de 1.5 millones de nuevas infecciones en todo el mundo, un 3.6% menos que en el periodo anterior, lo que significa el menor descenso anual desde 2016.
Durante la presentación del informe, la directora ejecutiva de Onusida, Winnie Byanyima, sostuvo que estos datos muestran que la respuesta mundial al sida está en grave peligro.
“Si no estamos progresando rápidamente, estamos perdiendo terreno, ya que la pandemia prospera en medio de la covid-19, los desplazamientos masivos y otras crisis. Recordemos los millones de muertes prevenibles que estamos tratando de detener”, subrayó.


