En el corazón del centro de convenciones Atlapa, donde la tradición panameña se vistió de orgullo en cada stand de la pasada Feria Nacional de Artesanías, se descubrió algo más que piezas únicas hechas a mano: encontramos historias de vida que inspiran, conmueven y enseñan.
Allí, entre el bullicio de visitantes y la riqueza cultural que emanaba de cada puesto, tres artesanos se destacaban no solo por el talento de sus manos, sino por la fortaleza con la que han aprendido a transformar sus limitaciones en oportunidades.
Luis Ortiz, Melva Fajardo y Calixto Mendoza, desde diferentes provincias y con discapacidades distintas, demostraron que el verdadero arte nace de la resiliencia y de la pasión por lo que se hace.

Luis Ortiz: arte religioso hecho a ciegas
Luis Alberto Ortiz nació en David, Chiriquí, y es el creador de la cuenta @luisortiz.hechoaciegas.

A pesar de su discapacidad visual, asegura que esta no ha sido impedimento para compartir “los dones” que Dios le dio. Se dedica a la bisutería, el alambrismo y, especialmente, al arte religioso: “Esto nos ayuda a mantener nuestra fe y son piezas que nos acercan más a la oración”, señala mientras muestra con orgullo pulseras y rosarios elaborados con madera, acero o perlas cultivadas.

Formado en cursos del Patronato Luz del Ciego y con capacitaciones del Ministerio de Cultura, Ortiz participa desde hace cuatro años en ferias y bazares. Además de sus creaciones, deja un mensaje de vida: “Hay que poner todo en la mano de Dios, hay que esforzarse y proponerse salir adelante ya que sí se puede”.
Melva Fajardo: el color como lenguaje
Con una sonrisa constante, la artesana Melva Fajardo, del distrito de San Miguelito, exhibía orgullosa sus creaciones. Es sordomuda, pero a través de su intérprete compartió la alegría que le produce su arte: “Las artesanías han mejorado mi calidad de vida”.

Apasionada de la pintura y la manualidad, es oficialmente artesana desde hace tres años.

Este 2025 participó por segunda vez en la feria, mostrando obras llenas de colores vivos: “Me inspiran los colores, eso le da alegría al corazón de las personas. No paro de hacer artesanías, es lo que más me gusta y disfruto hacer”.
Calixto Mendoza: tradición veragüense en sombreros de junco
Desde La Concepción, en Cañazas, Veraguas, llegó Calixto Mendoza, heredero de la tradición de confeccionar sombreros de junco transmitida por sus abuelos.
Aunque no puede caminar, eso no le impidió aprender desde niño a trenzar y coser.
“Pese a mi limitación, con la ayuda de Dios y lo que me enseñaron mis abuelos he salido adelante”, afirma.

Además de sombreros, elabora aretes, llaveros y vinchas, innovando con la misma materia prima de su comunidad. Participa activamente en ferias en Santiago, Azuero y David, y recibe pedidos incluso desde el extranjero.
Con firmeza, recalca: “Yo no me dejo, no me gusta estar ahí echado porque no puedo caminar. Lo bonito es que uno esté trabajando, que no se quede sentado, porque si uno está sentado ahí, se pone a pensar muchas cosas malas”.

Los relatos de Luis Ortiz, Melva Fajardo y Calixto Mendoza, compartidos en medio de sonrisas, recuerdos familiares y la fe puesta en Dios y en el trabajo, recuerdan que la cultura panameña también se teje con esfuerzo, perseverancia y un inquebrantable deseo de salir adelante.

