Mucha gente admite la existencia del alma y por consecuencia de los espíritus, pero se resiste a aceptar la posibilidad de comunicarse con ellos, argumentando que seres inmateriales no pueden obrar sobre la materia.
Además del escepticismo y materialismo natural de nuestro siglo, hay que añadir los prejuicios de la propia Iglesia hacia el espiritismo y lo paranormal, todo lo cual ha relegado estos temas a una cuestión de brujería, superchería o peor aún fanatismo demoníaco. Esto continuó ocurriendo, incluso poco tiempo después que el Renacimiento lograra acabar con la mayoría de los anquilosados dogmatismos y prejuicios medievales de la Inquisición, que llevaron a la hoguera a Giordano Bruno en 1600, acusado de hereje entre otros célebres científicos, que corrieron con igual suerte. Tanto es así que el Vaticano, en el Consejo Pontificio (2013), aunque reconoció la existencia de lo sobrenatural, considera negativos a los fenómenos paranormales, pues los califica de medios para ser tentados por el demonio.
En la actualidad, y contrario a lo que la lógica del razonamiento sugiere, es entre la clase más ilustrada, donde el espiritismo cuenta con mayor cantidad de interesados en conocer del tema, o al menos en donde el asunto despierta mayor interés por la investigación serena y desapasionada del mismo.
Por lo visto, en este contexto de incertidumbres y realidades ambiguas, el escritor panameño Rogelio Guerra Ávila, decidió incursionar en lo paranormal, haciendo uso arriesgado de la literatura con su novela La puerta de arriba, que resultó ganadora del Premio Miró (2016).

Acabo de releer la novela de Ávila, y he vuelto a sorprenderme, no solo por la extraordinaria calidad estructural y literaria de la obra, sino también por la diáfana y exquisita sencillez y soltura con que el autor aborda un tema de tanta complejidad esotérica y científica, como el mencionado.
En esta especie de subgénero narrativo de lo paranormal, Guerra Ávila, con su monumental novela La puerta de arriba, nos orilla a la convicción de que no se trata de ser observados desde la muerte, sino desde otro plano dimensional, un universo paralelo cuyo umbral bien puede ser la puerta de arriba.
Resulta digno de destacar, la manera casi mágica -sin sobresaltos ni apremios de concentración-, en que los personajes y la propia trama de la novela, nos transporta por los vericuetos de lo paranormal, en el escenario de una vieja y señorial casa de calicanto -la Casa Goate-, ubicada en el pueblo de Sogamoso -Colombia-, teniendo como elemento clave, una puerta -la puerta de arriba-, que alguna vez perteneció al Convento de un recóndito pueblito de España, y que sirve de umbral o pasadizo hacia universos paralelos. Una especie de agujero de gusano, que al final permite explicar racionalmente el misterio de la desaparición del hijo de los Echendía, y al hacerlo cambia la vida y el destino de todos los personajes involucrados en la compleja trama de la obra.
A propósito de este cautivador tema sobre el traspaso de los umbrales del tiempo y el espacio, ya en 1935, los físicos Albert Einstein y Nathan Rosen, utilizaron la Teoría de la Relatividad, para precisamente proponer la existencia de “puentes” o “atajos” a través del espacio-tiempo.
Estos caminos fueron llamados “Puentes Einstein-Rosen” o “Agujeros de gusano”, con los cuales, en teoría, podríamos abrir portales al pasado o encontrar atajos al futuro. De esta forma, nuestro mundo podría ser un “multiuniverso” y contener una cantidad infinita de realidades alternativas, o sea contener “universos paralelos” similares al nuestro, pero con eventos históricos diferentes.
Lo cierto es que el tema de lo paranormal, es cautivador y siempre ha estado presente en la literatura universal, en obras clásicas como Fausto de Goethe (1806), El fantasma de Canterville de Oscar Wilde (1890), Drácula de Bram Stoker (1949), El Aleph de Jorge Luis Borges (1949), por citar algunas.
Termino este escrito con una reflexión de Teilhard de Chardin -No somos seres humanos teniendo una experiencia espiritual, somos seres espirituales teniendo una experiencia humana -.
El autor es escritor y pintor


