Google dijo que un investigador ha dejado la empresa luego de denuncias de acoso sexual, el caso más reciente de una ola creciente de evidencia de mala conducta en la industria de la tecnología y otros sectores.
Steven Scott trabajaba como director de investigación estadística en Google desde 2008. En diciembre, una científica de datos llamada Kristian Lum publicó en una entrada de Blog sobre el acoso sexual en estadísticas Bayesianas, un campo que apuntala la inteligencia artificial, donde Google y otros gigantes tecnológicos están invirtiendo profundamente.
Lum escribió que un hombre al que llamó "S" la agarró indebidamente en una conferencia de la industria en 2010 y dijo que en ocasiones separadas se aprovechó de otra mujer que no identificó. Dos personas que fueron informadas por dos presuntas víctimas sobre la conducta le dijeron a Bloomberg que el hombre en cuestión era Scott.
Después de la publicación de Lum, varios miembros de la comunidad de investigación expresaron su apoyo y relataron experiencias similares. "Me encantaría contar mi versión de la historia, pero me temo que tendrás que obtenerla de press@google.com", escribió Scott en un correo electrónico el mes pasado, en referencia al departamento de relaciones públicas de Google.
Una vocera de Google dijo esta semana que la compañía realizó una investigación interna sobre las acusaciones y confirmó que Scott ya no trabajaba en la filial de Alphabet Inc. La representante declinó hacer otro comentario.
Scott no respondió a correos electrónicos en busca de comentarios el miércoles y el jueves. Las acusaciones surgieron durante un debate creciente sobre la falta de diversidad entre los investigadores de aprendizaje automático y si los científicos informáticos están prestando suficiente atención a los prejuicios, incluidos los sesgos de género y raciales, en los conjuntos de datos que están utilizando para entrenar los sistemas de inteligencia artificial.
Junto con otras compañías de alto perfil en entretenimiento y medios, las firmas de tecnología y los capitalistas de riesgo que las financian han estado lidiando con acusaciones de acoso sexual cada vez más extendidas.

