Durante décadas, los robots han estado presentes no solo en la industria, y más recientemente, en el campo médico, sino también en la cultura popular, gracias al cine y la televisión. Asociados con conflictos entre seres humanos y máquinas que se rebelan, y con cierto temor al reemplazo de trabajadores por autómatas, en el pasado quizás eran percibidos como ciencia ficción, pero actualmente cumplen múltiples propósitos en los ámbitos científicos, económicos, educativos y sociales. Así, por ejemplo, existe Da Vinci, el robot para cirugía mínimamente invasiva, y hay robots terapéuticos, para tareas de vigilancia, telepresencia, exploración, búsqueda, rescate, para cuidar jardines y limpiar cristales. Globalmente (en Panamá también) se promueven concursos y ferias de robótica para estudiantes.
Y a medida que avanza la tecnología y disminuyen los costos de los componentes (sensores, cámaras, etc.), fabricantes y universidades trabajan en robots para un público más amplio y con capacidades de expresar emociones e interactuar.
“La tendencia es hacia el desarrollo de robots de servicio que puedan realizar tareas en el entorno doméstico, cerca de los humanos y colaborar e interactuar con ellos. Para lograr esto, se trabaja en dotar a los robots de más ‘inteligencia’, se hacen más parecidos a nosotros, se recubren con materiales suaves y se usan sistemas de actuación flexibles (neumáticos o por cables) para que sean seguros. Se dotan de sensores bajo su ‘piel’ para sentir fuerzas de contacto y temperatura, entre otras variables, detalla Humberto Rodríguez, director de Investigación de la Universidad Tecnológica de Panamá. “Un ejemplo interesante es el robot Affetto, con la apariencia de un niño de entre uno y dos años, el cual fue desarrollado por la Universidad de Osaka para estudiar el desarrollo cognitivo. Hay otros campos como la robótica médica, la de rehabilitación, los robots móviles voladores (drones) y acuáticos, y la robótica educativa, entre otros, que están siendo estudiados en universidades alrededor del mundo”.
Sin embargo, como señala Rodríguez, este mercado no ha evolucionado tan rápido, como se esperaba hace 20 años en América, donde se destacan los robots móviles para limpieza en el hogar como Roomba. “Otro sector que ha tenido una gran evolución son los robots para asistencia o telepresencia en hospitales y para realizar operaciones médicas, como el robot Da Vinci. En Japón están más avanzados y ya se tienen varios robots de servicio”.
Robótica en Panamá
Asimo, de Honda, es quizás uno de los más famosos. Habilitado con reconocimiento visual y de voz, puede caminar, bailar, correr, patear un balón y subir escaleras. Su desarrollo tomó unas dos décadas y se le han hecho mejoras en los últimos años. En enero pasado, Toshiba presentó en Las Vegas a Chihira Aico, un androide de comunicaciones. Su realismo (hasta lloró) era impresionante. Con 43 actuadores neumáticos en el cuerpo y rostro, puede mostrar emociones. Y Pepper, una humanoide de Aldebaran Robotics y Softbank Mobile, “lee las emociones”.
Se han creado humanoides que leen noticias y se están probando otros como meseros, recepcionistas y en la atención al público en tiendas. Muchos se preguntan si en el futuro habrá un robot en cada casa o empresa, una “Robotina” como la de Los Supersónicos, o un autómata servicial y emocional como compañero.
Un artículo de la revista sobre robótica Servo (www.servomagazine.com), de enero de 2015, señala que si bien muchos quisieran tener un robot que hiciera las labores domésticas, hay que tener en cuenta varios detalles, como la complejidad de esas tareas y su destreza manual. ¿Cuánto cuesta un robot que se tarda media hora en doblar una toalla? ¿Qué destreza necesita para desempolvar adornos frágiles? El aspecto, la voz y los movimientos también son importantes para un prospecto de cliente. No debe ser intimidante. Y la pregunta del millón: ¿cuánto está dispuesto a pagar el consumidor?
China apuesta por la robótica para recuperar su competitividad industrial
Desde 2013 China es el primer mercado mundial de robots industriales, y está acelerando ahora ese proceso para consolidarse también como un referente tecnológico, principalmente en las ciudades de Dongguan, Foshan y Cantón, en el sur del país. Muy lejos de los robots humanoides de tecnología rudimentaria presentes desde hace años en algunos restaurantes en China, los robots que llegaron hace algunas décadas a las cadenas de producción de artículos de alto precio (como electrónica o automóviles) aparecen cada vez más en nuevos sectores y procesos, como pulimentado o almacenamiento.











