Anticuado. Casi una reliquia. El navegador Internet Explorer de Microsoft era visto como un modelo pasado de moda, obsoleto, al lado de Chrome, Mozilla Firefox y Safari, en una carrera de alta velocidad y tecnología de punta.
Y tras años de mala fama, finalmente ocurrió: Microsoft anunció hace unos días la próxima llegada de un nuevo navegador, Project Spartan, en detrimento de Internet Explorer, que será descontinuado paulatinamente en los sucesivos sistemas operativos Windows.
Internet Explorer, lanzado en 1995 y amo y señor de la navegación en internet por más de una década, no ha muerto aún, pero tiene los días contados.
El malquerido
Con la despedida de Internet Explorer, ha surgido un sentimiento algo inesperado: la nostalgia. O quizás no debería sorprender. Las primeras generaciones de usuarios de internet aprendieron a navegar por la red a través de Internet Explorer, y es normal que la noticia toque alguna fibra interna y haga recordar aquellos tiempos, por más que las personas hayan dejado de usar el navegador hace años, sostiene Roger González, experto en social media y uno de los tantos que se introdujo al mundo online a finales de la década de 1990 de la mano de Explorer.
Desuso
Decenas de memes y comentarios en foros como “Descansa en paz” y “Era una porquería, ¡pero lo voy a extrañar!” son parte de las reacciones de amor y odio al anunciarse que dentro de poco no verán más en el escritorio de la computadora el ícono de la “e” decorada con un aro dorado.
Cifras y análisis
Son muchos los reportes que dejan mal parado a Internet Explorer en la lucha entre navegadores. Con mayor o menor margen, todos apuntan el descenso en popularidad de la herramienta de Microsoft en los recientes años. La semana pasada se difundió uno de los más recientes, el de la página especializada W3Counter, que registró cómo en febrero de 2008 Internet Explorer era el navegador más usado con un 63% de la preferencia mundial y en febrero de 2015 su demanda se ha caído hasta el 17 %, de acuerdo con un despacho de la agencia internacional EFE.
Fueron varias las razones por las que Internet Explorer dejó de ser la alternativa más popular entre la gran variedad de exploradores que existen en la actualidad, señala Arles Pinzón, ingeniero de sistemas y computación y director del sitio especializado en tecnología Tecnomenia.com.
Pinzón resume la caída en tres grandes aspectos: Navegación lenta e insegura, falta de estandarización e innovación y adopción tardía a tecnologías modernas para el desarrollo de aplicaciones web. “Las decisiones necesarias para salvar el navegador fueron tomadas muy tarde. Los demás exploradores, liderados por Google Chrome, optimizaron tiempos de navegación, organizaron mejor las funcionalidades que los caracterizaban y adoptaron tecnologías modernas que permitían a los desarrolladores del mundo entero hacer aplicaciones web adaptables, dinámicas y mucho más seguras”, destaca Pinzón.
El análisis de la catedrática y especialista en comunicación y tecnología Greta Guerra se remonta a finales de 1990, cuando existían pocos navegadores en la red y la lucha por el mercado la lideraban Internet Explorer y Netscape Navegator: “Entre los errores cometidos por Netscape y la agresividad de Microsoft, el competidor de Internet Explorer desaparece en 1998, pero a inicios del nuevo milenio resurge como Mozilla Firefox y se posiciona en el mercado entre los más populares. La competencia con Netscape trae como resultado que Internet Explorer mejora en funcionalidad, pero la carrera deja como daño colateral versiones del navegador con debilidades, que le pasan factura y lo llevan a su futura desaparición”.
Guerra prosigue: “Al igual que en la década de 1990, pero con mucho más actores, hay una nueva batalla entre los navegadores por el mercado. La internet es mucho más robusta, compleja, diversa y presenta otros retos a la nueva generación de navegadores, entre ellos el uso y la seguridad, un campo en el que Internet Explorer ha recibido el ‘jaque mate”.
Para Mauro Rosero, director ejecutivo de la fundación Software Libre Panamá, tal vez el aprendizaje más global y sobresaliente de la trayectoria de Internet Explorer es que los monopolios o las posturas dominantes y sin competencia –como fue en su momento Internet Explorer– no aportan a la innovación ni al desarrollo tecnológico; muy, por el contrario, le hacen daño.
Pinzón hace una analogía del caso Explorer con Kodak: “El que no se reinventa, pierde, me atrevería a decir que no importa el contexto”, y destaca cómo a otros productos insignia de Microsoft, como el MSN Messenger y el Hotmail, les ocurrió algo parecido.
El mejor navegador
Y dejando de lado al moribundo Internet Explorer, salta una consulta: ¿Cuál es el mejor navegador?
Pinzón se decanta por Google Chrome y lo sustenta: por la sincronización con todos los servicios de Google, por su rapidez, seguridad, la compatibilidad con cualquier aplicación o sitio web actual, la sed de innovación que caracteriza a Google y la mejora constante del explorador.
Añade que de acuerdo con las estadísticas de su sitio Tecnomenia.com, la mayor cantidad de usuarios proviene de Google Chrome y Mozilla Firefox.
Rosero piensa que la respuesta es relativa al uso o necesidad de cada usuario. “Si lo que quieres es un navegador balanceado en cuanto a uso de recursos y velocidad de renderizado (capacidad o velocidad para resolver o desplegar una página web), que además permita correr en máquinas con pocos recursos, mi elección sería Mozilla Firefox o Google Chrome. Si se requiere más velocidad, sacrificando mayor cantidad de recursos (requiriendo computadores con muchos recursos de memoria y procesamiento), la opción sería posiblemente Safari”, expone.
Guerra afirma que como cada navegador tiene sus ventajas y desventajas, es necesario fomentar el conocimiento y exploración de sus propiedades, a fin de que cada usuario tenga criterio y pueda elegir el producto que mejor se adapte a sus necesidades, y resalta que el nuevo escenario de las plataformas móviles será también determinante al momento de elegir.
