Uno de los monumentos que no debe dejar de visitar es el Alcázar de Colón. Diego, hijo del descubridor de América, quien se estableció en Santo Domingo, dejó un legado para todas las generaciones. Visible desde la Plaza de España y del puerto del río Ozama, la casa, también conocida como el Palacio Virreinal de los Colón, cuenta con dos pisos de exhibiciones y un recorrido de media hora por esta estructura que data del siglo XVI.
La visita tiene un costo de 3.00 dólares y puede hacerlo de dos formas: asistido por un guía o con auriculares que le relatan la historia en español e inglés.
Este monumento, construido entre 1511 y 1516 recoge la forma en cómo vivían los virreyes en esa época.
Tanto Diego como doña María de Toledo vivieron ahí. Cuenta la historia que la familia se mantuvo durante tres generaciones y que en ese lugar murió María de Toledo, en 1549, esperando el retorno de su esposo Diego, de España.
Aunque esta casa era de la familia Colón, Cristóbal no la conoció porque murió en 1509, antes de que fuera edificada. Este Alcázar quedó abandonado después de la muerte de doña María y fue considerado monumento nacional en 1870, y restaurado entre 1955 y 1957. En su estructura original contaba con 54 salas y tres pisos, ahora solo tiene 22 salas y dos pisos, ya que el tercero era de madera de caoba y fue quemado por los piratas.
Durante la visita puede observar, caminar y tocar todos los lugares en donde vivió Diego y su familia.
Está su sala principal, el comedor, la cocina, las dos recámaras principales, el salón de música, el de reuniones, un salón especial donde reposan los libros originales de Diego y la capilla de doña María. El 64% de los muebles que están ahí es original, el resto es del siglo XVI y XVII. El Alcázar está lleno de historia, y de cómo la descendencia de Cristóbal Colón llegó, conquistó, se establecieron y reinaron.

