El 16 de octubre de 2017 la periodista Daphne Caruana Galizia fue asesinada de forma brutal frente a su casa en Malta. Cinco años después, dos de los responsables finalmente admitieron el hecho y fueron condenados a 40 años de prisión.
Caruana Galizia participó de la investigación global Panama Papers en 2016. Siempre incómoda para el poder, con el capítulo maltés descubrió presuntos vínculos entre jurisdicciones offshore y los principales políticos del país, salpicando al gobierno del entonces primer ministro Joseph Muscat. A los pocos meses de haberlo denunciado, su carro estalló por una bomba. Tenía 53 años y el blog más influyente de la isla, donde publicaba sus investigaciones sobre corrupción política.
La semana pasada Alfred y George Degiorgio, de 57 y 59 años, se declararon culpables de su parte en el asesinato, según publicó el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (Icij), que lideró la Panama Papers. Ambos habían sido arrestados y acusados de detonar la bomba. Tras una pelea de más de cinco años, la pareja admitió los seis cargos contra ellos el viernes, incluyendo homicidio doloso, conspiración criminal y más.
Según los fiscales, fueron contratados para asesinar a Caruana Galizia por el empresario maltés Yorgen Fenech, quien ha sido acusado por separado y ahora espera juicio. Fenech lo niega.
El fin de la impunidad
El asesinato de Caruana Galizia en 2017 dio inicio a años de protestas y disturbios que llevaron a renunciar a políticos y funcionarios de alto perfil.
Una investigación realizada por ex jueces publicada el año pasado señaló al ex primer ministro de Malta y a todo su gabinete como los responsables del asesinato. También acusó al Estado de crear una “atmósfera de impunidad” generalizada que permitió a sus asesinos creer que enfrentarían consecuencias mínimas.
“Estoy aliviado de que hayan sido declarados culpables y sentenciados “, dijo Matthew Caruana Galizia, hijo de Daphne y ex desarrollador de Icij. “Ahora solo se trata de los casos restantes”, agregó refiriéndose a otros acusados por ser presuntos cómplices del asesinato.
Matthew trabajó sin descanso por la justicia. Tras el asesinato de su madre encaró una odisea que comenzó buscando al asesino en su propio país, siguió con pedidos asistencia internacional y evolucionó hasta lograr la renuncia de Muscat. También pasó por Panamá, donde intentó conseguir sin suerte un documento que acredite quién era el beneficiario final de la sociedad que denunció su madre.
El gobierno actual de Malta calificó la condena como “un importante paso adelante en un caso que representa un capítulo oscuro en la historia de Malta”. Defensores de la libertad de prensa destacaron la necesidad de seguir buscando justicia para Caruana Galizia y otros periodistas asesinados.
“Todavía necesitamos que se haga justicia plena: para la familia, para los periodistas malteses, para el país”, dijo el domingo pasado Pavol Szalai de Reporteros sin Fronteras. Y agregó: “Malta necesita esto para su propia curación”.



