CHITRÉ, Herrera.– El sacerdote Néstor Escobar, encargado de la Pastoral de la Salud, recordó que siendo seminarista del quinto año del Seminario Mayor San José tuvo la dicha de estar presente en la visita que el papa Juan Pablo II un 5 de marzo de 1983.
Indudablemente fue una experiencia inenarrable, por la emoción, el entusiasmo y la alegría que no se puede transmitir solo a través de los sentimientos, sentenció el sacerdote mientras se iluminaba el rostro.
Escobar destacó que esa visita fue muy especial porque era la primera vez en la historia republicana de este país que un Papa llegaba a tierras panameñas.
Además verle besar el suelo en el aeropuerto de Tocumen y cuando llegó a la Nunciatura y sobre todo cuando arribó a Albrook, donde fue esperado por muchos panameños y por extranjeros, también fue especial.El sacerdote chitreano recordó que tenía 23 años, un año menos que el actual arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, quien en ese entonces cursaba el sexto año del Seminario Mayor San José.
El entonces diácono Ulloa y “yo estuvimos en el altar ayudando. A mi me toco lavarle las manos y ponerle la casulla y recibir la casulla cuando se la quitó. Por lo tanto, estuve sumamente cerca”, sentenció el sacerdote Escobar.Reconoció que el rostro del papa Juan Pablo II reflejaba mucha paz, “a través de su rostro se transmitía la presencia de Jesucristo”.
