A Barbie se le ha acusado de perpetuar estereotipos de belleza, pero también se le ha aplaudido el empoderamiento femenino. Su controvertida figura ha sido tan cuestionada como aceptada, y ahora que se ha estrenado su película algo parece quedar claro: no es solo una muñeca.
Andrea tenía 4 años cuando sus padres le regalaron la Barbie “Day to Night” de 1985. La versión de la muñeca rubia y espigada que era una profesional por las mañanas y una mujer con vida social que salía a divertirse por las tardes.
“Ella era una Barbie trabajadora y su vida es un poco parecida a la mía ahora”, cuenta la mujer de 42 años antes de entrar a ver la película Barbie a una sala de cine en Beverly Hills, luciendo un look inspirado en la muñeca.
Miles de seguidores y también detractores de la mujer plástica han comenzado a darse cita desde el jueves para ver en la pantalla grande el filme de Greta Gerwig.

Siguiendo la moda del “barbiecore”, al usar sus mejores atuendos rosas, los espectadores han acudido para adentrarse a lo que esperan será una comedia feminista divertida e incluyente.
Ray, de 24 años, cree que en su caso, fue Barbie Swan Lake la que inspiró su adolescencia y marcó su personalidad.
“Crecí con Barbie. Amo el elenco de la película y me emociona que la cinta se ve un poco gay, es rosa y tiene bailes, ¡Tiene todo!”, asegura la joven.
Para Sahira, de 36 años, Barbie representa “pura felicidad” y enseña que “se puede soñar en grande”, mientras que la drag-queen Sage Zariah cuenta que ha tomado como “mantra” su slogan: “sé lo que quieras ser”.
La profesora de estudios de Comunicación considera que el mundo color rosa de Barbie no siempre ha sido tan amable como comienza a serlo en la actualidad.
“Barbie se creó en una sociedad sexista y sigue existiendo en ella. Creo que una de las problemáticas más grandes que plantea es que no importa qué tan exitosa y profesional eres, tienes que ser bonita. Como si la belleza fuera igual de importante que las aspiraciones creativas o intelectuales”, comenta.
No obstante, reconoce que los filmes como el de Gerwig y las nuevas líneas de la muñeca que Mattel ha presentado con diferentes tipos de cuerpo y condiciones físicas, ayudan a mejorar la representación y a incluir socialmente a grupos que por años han sido marginados.
“En el pasado no había diversidad, hacían Barbies de diferentes nacionalidades una vez cada cierto tiempo. Ahora lo están haciendo muy bien. Hay muñecas con curvas, muchos colores de piel y hasta con necesidades especiales”, celebra Tammy, una fan de 54 años que colecciona las versiones afroamericanas de la muñeca y de su pareja, Ken.
Asimismo, la psicóloga Yalda T. Uhls, expone la importancia de reconocer que los juguetes son más que simples objetos.
“No podemos decir que Barbie es una simple muñeca. Los juguetes les enseñan a los niños cómo es el mundo y específicamente estos representan personas para ellos con los que practican cómo se relacionan los humanos”, comenta.
Lexi llegó al cine con su amigo portando playeras con el nombre “Greta Gerwig” estampado. Su motivación principal no es Barbie, pues nunca tuvo una, sino ver la última película de su directora favorita.
“Creo que apoyando este tipo de películas en donde hay una gran diversidad de personas en cuanto a tamaños, género e identidad, le demostramos y demandamos a las grandes corporaciones que es el tipo de contenidos que queremos ver”, considera la joven de 28 años.
El fenómeno que la película ha creado en términos de marketing y tendencias en redes sociales responde a la nostalgia que la muñeca creada en 1959 por Ruth Handler emana y al juego que Gerwig plantea en su obra al retratar el conflicto “amor-odio” que la sociedad ha tejido en torno a ella.
“La película muestra estas complejidades y ambivalencias que Barbie representa y creo está usando la historia de la muñeca para interrogar las normas patriarcales de lo que debe ser una mujer y sobre lo que es el género”, apunta Sisco.
