Casi en la totalidad de su poesía, él es protagonista, y son experiencias propias los temas de sus poemas; experiencias sentimentales que se recuerdan con nostalgia, melancolía o dolor. Este ingrediente de intimidad y sentimentalismo que predomina en su obra lo acerca al romanticismo, como es el caso de otros posmodernistas hispanoamericanos, pues como bien señala Goic en si citada caracterización del posmodernismo, esta generación evoluciona «hacia una mayor simplicidad y hacia la interioridad personal». Son pues, los elementos románticos en la poesía de Miró una presencia natural y común en los autores posmodernistas o mundonovistas. En ese tema del amor, también encontramos el elogio a las cualidades físicas (ojos, cabellos, manos), la mujer fatal (perdida o muerta), siempre mujeres suyas o conocidas. Incluso el paisaje siempre es visto desde su estado de ánimo, frecuentemente invadido de soledad y melancolía. En esta área temática aparecen las garzas y las gaviotas, aves símbolos que identifica en un significativo número de poemas con lo virginal, la pureza, la belleza, lo fugaz, la melancolía, la soledad. La escogencia de estas aves como símbolo de lo enumerado tiene su antecedente en poetas como Guillermo Valencia, admirado por Miró, quien tiene un poema y un libro titulado Cigüeñas blancas. Miró, alejándose del modernismo, sustituye la cigüeña y el cisne, por las aves que vuelan en el cielo de su patria: las garzas y las gaviotas. El tema nuevo en los Segundos preludios es el tema de Cristo, incluido en la penúltima parte del libro bajo el título de «Los poemas profanos». Está vinculado al tema del amor, pues es una visión profana de la relación de Cristo con María Magdalena.
En cuanto a los aspectos estilísticos de Preludios y Segundos preludios, Miró tiene dominio y conocimiento amplio de la materia y de sus reglas. Hay una rica variedad de metros, estrofas y rimas, que emplea como una unidad o en combinaciones que enriquecen los efectos líricos, tanto en los poemas modernistas como en los posmodernistas. Su buen gusto en la escogencia de la palabra les da valor estético a sus versos.
La leyenda del Pacífico, su tercer trabajo, fue escrito en 1917, pero publicado en 1919. Se trata de un poema largo, cuyo tema reúne la patria y España recordando el descubrimiento del Mar del Sur, Balboa y Anayansi, la hija de un cacique panameño. El poema es ambicioso, de tono épico y variadas combinaciones de estrofas, metros y rimas; abundan las figuras literarias, plasmadas en un lenguaje sin excesivos ornamentos, cualidades temáticas y estilística genuinamente posmodernista. Miró volverá a retomar el tema histórico en una de sus últimas obras publicadas, El poema de la reencarnación, fantasía lírico-histórica, como él mismo lo definiría.
El tema de la patria se destacará en su obra en 1909, cuando publica su poema Patria, luego publicado en 1916 en Segundos preludios. Este tema, la patria, será exclusivo en Versos patrióticos y recitaciones escolares, libro publicado en 1925. La coincidencia de haber iniciado Miró su obra poética con el nacimiento de una República lo motivó a escribir poemas con temas patrióticos, pues fue consciente de que las circunstancias históricas que aceleraron la separación de Colombia obligaron a los panameños a demostrar la legitimidad del peso histórico. Y fue su poesía patriótica la que le dio gloria nacional. Versos patrióticos reúne viejos y nuevos poemas que exaltan la patria, su historia, su barrio («Campanas de San Felipe»). Como dice Goic en su citada caracterización del posmodernismo y mundonovismo, los poetas de esa generación «gradúan el espacio de América del continente al país, a la provincia, a la ciudad, el barrio».
Caminos silenciosos, publicado en 1929, debe considerarse el punto final de su evolución poética. El valor de ese libro está en dos poemas: «Poemas dolorosos» y «En la alta noche», a mi juicio, lo más logrado de su obra lírica. Estos dos poemas están escritos en un lenguaje nuevo, directo, pero de gran calidad lírica, en donde los versos van saliendo con naturalidad y fluidez, enlazando rimas internas y finales; sus versos tienen una nueva musicalidad. Aunque en ambos poemas vuelve sus ojos a su mundo interior, más que recuerdos hay profunda reflexión.


