El acto de leer y escribir es complejo. Se requiere que el cerebro desarrolle múltiples habilidades para poder realizarlo, por eso los expertos recomiendan que se exponga a los niños a temprana edad al mundo de la lectura.
“Es muy importante que desde que el niño es un bebé se le lea cuentos, historias, que se le muestre a los niños los libros, que los niños agarren los libros, aprendan a pasar las páginas, aunque todavía no puedan leer. Que vean las figuras, que imaginen historias con las figuras que están observando, porque la realidad es que el mundo está escrito. Y una de las formas más fáciles para conocer el mundo es a través de la lectura”, recomienda la psicóloga clínica Ana Elisa Villalaz (@anaelisavillalaz).
La experta recuerda que la escritura es una forma muy evolucionada y elaborada para poder comunicar y expresar lo que las personas piensan, sienten, imaginan y, por lo tanto, se convierte en una herramienta muy importante para vivir. “Desde ese punto de vista la lectura y la escritura tienen un valor fundamental para la sobrevivencia dentro del mundo que hemos creado”, comenta Villalaz.
Pero, el hábito de la lectura obtiene un mayor valor e impacto si se realiza en familia, ya que se convierte en un momento para compartir, reflexionar y pensar todos juntos. “Se le puede enseñar al niño a usar sus pensamientos para su propio beneficio. No se trata solo de leer, sino también hacerle preguntas sobre qué pensó de la historia, que aprendió de la historia, si algo le parece que similar a su vida diaria, si ha tenido experiencias parecidas, o si se ha imaginado algo parecido, o si le gustaría hacer cambios en la escritura”, recomienda Villalaz.
Por su parte, la docente y escritora de literatura infantil, Vielka Argelis Gutiérrez Domínguez, encuentra beneficios en la lectura para los niños como que ejercita la creatividad, enriquece el vocabulario, crea hábito, mejora la escritura, entre muchos otros, que son beneficiosos tanto en su vida diario como en el ámbito escolar.
Una recomendación que da la escritora de libros como Leo y Rimo, y Antología de poesías infantiles, a los adultos al momento es escoger libros para los pequeños, es que se aseguren los que las obras tengan un lenguaje adecuado para cada edad y que el niño lo pueda entender. Así como que posea contenido atractivo para el infante.
“El lenguaje debe ser sencillo. Tal como habla el niño. Que contenga palabras cotidianas de fácil entendimiento. En cuanto a las imágenes, estas deben representar el contenido de la lectura. De tal forma, que el análisis sea más fácil y a la vez atractivo. La imagen debe ayudar a recordar ideas principales de la lectura”, dice Gutiérrez Domínguez, aclarando que, aunque las imágenes como bien dijo son importantes, no es lo indispensable al momento de elegir un libro para niños, sino que el principal factor para dicha elección debe ser el contenido y lo que le aporte al pequeño.
Pero, más allá de comprar los libros, debe haber un compromiso por parte del adulto en involucrarse en la lectura con los pequeños. La escritora infantil Vanessa Crooks (www.vanessacrooks.com) le recuerda a los adultos que los niños imitan los hábitos de sus padres. “No importa lo que lean, pero que los vean leyendo. Hay un libro para todo el mundo. En mi casa siempre había libros, muchos libros, de todo tipo, y yo me los quería leer todos. No tenía posibilidad de aburrirme. Para mí un hogar sin libros es simplemente una casa”.
Crooks enumera varios beneficios que trae a la lectura a los niños como formar aptitudes, desarrollar su personalidad, su identidad, su confianza en sí mismos, a comprender sus emociones y cómo manejarlas, a enfrentar miedos, y más.
“Los niños que leen también desarrollan mejor capacidad de expresión y de análisis, no solo porque sus vocabularios se expanden constantemente, sino también porque la lectura les ayuda a cultivar el pensamiento crítico. Leer también desarrolla la creatividad, que sirve para absolutamente todo”, comenta Crooks.
Así, la lectura pasa de ser un agradable momento en familia, que de igual forma ayuda a crear vínculos, a convertirse en un hábito. Un ejercicio que brinda herramientas para sobrevivir y aprender a vivir en el mundo, ya que a través de la lectura se tiene acceso a experiencias y conocimientos de otras personas que han vivido o están viviendo por procesos de los cuales el lector puede aprender.
