La poesía es ante todo imagen y ritmo; mirada y no tanto tema (que también) y, según el poeta Gerardo Diego, en su ensayo Crítica y poesía, es «timbre y emoción de la unidad». En la que escribe Lorenzo R. Garrido (Madrid, 1986), en este su primer poemario, Noticias del otro lado (Reino de Cordelia, 2022), hay una fragilidad continua que hilvana el libro, bien timbrada, que nos recoge entre ellos para abrazar alguna vieja soledad, para besar viejas heridas de amor, para recordar que hemos sido protagonistas de algunos de estos poemas.
Cuando decíamos que la poesía no es tanto un tema, apuntamos al hecho de que, como ocurre en este libro, la belleza poética está por encima de lo que nombra —el amor, la soledad, el «abandonado» de La canción desesperada de Neruda—, para dar cuenta de las atmósferas donde la emoción del poema actúa. Garrido consigue que la emoción poética impregne los escenarios del poema, por ejemplo en Feria del libro: «Y tiene cada caseta una caldera de libros,/y cada libro un gabinete de maravillas,/y cada gabinete un secreto,/pero ninguno como el que guarda la 343,/como un parque esconde una tarde/y una tarde una pareja/y una pareja un secreto/que dura ya diez años». Es el escenario el que guarda los ecos del amor, la emoción, el sonido del recuerdo, la memoria de lo vivido en lo cotidiano.
Esta es una constante del libro: «lo vivido en lo cotidiano», como se nota en Parte meteorológico, Ayer mañana o Una hebra de esperanza y en otros muchos de estos 38 poemas, que no solo quieren sumergirnos en la melancolía de lo vivido («Aunque no lo sepáis/esta fue también la casa del amor./El amor la rozó con sus dedos largos/y fugaces/y aquí se instaló una breve temporada». La casa del amor), sino también dibujarnos un cuadro de cómo queda “resuelta” nuestra realidad al transformarnos en el ¡oh abandonado! nerudiano, tomando elementos del romanticismo —que tan elocuente y transformador fue— y mezclándolos con elementos contemporáneos, fijándonos en la mente la idea de que por muy de ahora que parezcamos, el amor, la soledad y la pérdida del ser amado, se siguen llorando con las misma lágrimas de tinta («Acaso te recuerden/la penumbra celebrada,/los temblores compartidos,/la melancolía que cae sobre nosotros/aliviada por el roce del sueño». La flor).
Luego está la «emoción de la unidad», citando a Diego, que en el caso de Garrido es un ejercicio de construcción del propio libro, cuya unidad no es cronológica (nos comparte las fechas en las que se escribieron los poemas), como ocurre en la mayoría de libros de cuentos o poemas. Dejarnos ver la secuencia es un gesto poético más del autor que nos permite, a través de la cronología, trazar la historia de la aparición de los poemas que, tejidos así por el autor, alumbran un camino y una emoción que se sostiene en ese preciso orden, milagro literario, otro tipo de timbre creativo que arrastra al lector hasta la complicidad con el autor.
Mi favorito, tan Banksy (parecerá una obviedad), tan Hopper (parecerá un lugar común), es El globo («Sobre el tumulto de la ciudad/un globo se recorta en el azul del cielo», así arranca), que nos sitúa ante el abandonado, afanado en recordar al ser amado, que ve surcada su mirada de tristeza por el vuelo de un globo «que ha venido a traerme/algo de belleza/ en este deprimido jueves/con vocación de lunes». El poema, breve, de una «ingenuidad sabia», como dice Luis Alberto de Cuenca en su prólogo, nos mueve hacia la belleza, constriñe el gesto de nuestra experiencia amorosa, despierta cierta empatía con aquel que despista su tristeza tras el sencillo vuelo de un globo.
Poemas para caminar por la soledad del desamor, por las sombras del recuerdo del que se nos fue del lecho, estos poemas de Noticias del otro lado, son una muestra de que la escritura que parte de una profunda mirada literaria puede seguir haciendo poesía de algo tan cotidiano como el amor. Es hora de partir, oh abandonados, hacia la lectura de un libro que nos va a reconciliar con la pulcra sencillez de la buena poesía.
El autor es escritor
