Racismo y moda. Aunque no se escriben ni se pronuncian igual, son dos términos que no dejan de separarse.
Y resulta irónico porque uno de ellos suele no incluir; y el otro, es el motivo de ello.
El homicidio del afroamericano George Floyd a manos de la brutal acción del agente policial Derek Chauvin no solo puso en evidencia la discriminación racial de un sistema que no está hecho para tratar a todos por igual, sino también los efectos de estos comportamientos en todas las industrias que no dan oportunidades a las personas por su color de piel.
Muchas marcas de moda se han pronunciado en sus redes sociales en contra del racismo.
Algunas han publicado sus donaciones a movimientos de luchas anti raciales; otras han usado frases de activistas afro para enviar su mensaje.Luego de sus publicaciones, algunas de ellas han sido expuestas por ex colaboradores.
Ferragamo, por ejemplo, fue acusada por el fotógrafo Tommy Dorfman de pedir “blanquear con Photoshop” la piel de un modelo negro; la marca Anthropologie fue citada por varios ex trabajadores de usar el nombre Nick como código para avisar que un comprador negro había entrado al local; y Celine, que según el estilista Jason Bolden solo viste celebridades negras si tienen un estilista blanco.
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