Daniel García Marco - BBC News Mundo
Chile dio este domingo el mayor giro a la derecha desde el retorno de la democracia hace 35 años.
El ultraderechista José Antonio Kast es el presidente electo al lograr una amplia victoria sobre la comunista Jeannette Jara.
Con el 99% del escrutinio, Kast sumó el 58% de votos por el 41% de Jara, que el mes pasado fue la candidata más votada en la primera vuelta.
“Chile nos ha dado un mandato, nos pide un cambio real que no admite excusas”, dijo Kast en su primer discurso como presidente electo.
Dada la gran diferencia, Jara reconoció pronto la derrota.
“La democracia habló fuerte y claro. Me acabo de comunicar con el Presidente electo José Antonio Kast para desearle éxito por el bien de Chile”, escribió la candidata en su cuenta en X.
Kast aprovechó las transferencias de votos de los candidatos de derecha derrotados en la primera vuelta, tras conseguir el apoyo del libertario Johannes Kaiser y de la representante de la derecha más tradicional Evelyn Matthei.
También gran parte de los votos del tercer candidato en primera vuelta, el economista antisistema Franco Parisi, que el mes pasado había obtenido el 20% de los sufragios.
Entre los factores de incertidumbre que acompañaban esta elección estaba el destino de los votos de más de cinco millones de chilenos que solían abstenerse y que por primera vez estaban obligados a sufragar.
Ese voto obligatorio justificó en parte que Kast lograra un récord de más de siete millones de apoyos, convirtiéndose en el presidente más votado de la historia.

El abogado José Antonio Kast, líder de la ultraderecha y fundador del Partido Republicano, disputó la presidencia por tercera vez con un discurso de “mano dura” centrado en los temas de seguridad y migración, así como también la reducción del gasto fiscal.
Kast avanzó “decisiones difíciles” y pidió unidad: “Vamos a tener un año muy duro porque las finanzas del país no están bien”.
Dijo que no habrá “soluciones mágicas” y que los cambios no llegan “de un día para otro”, pero prometió “mejorar día a día”.
“Los cambios comenzarán de inmediato, pero los resultados no se van a ver al día siguiente, por eso pido fortaleza, constancia, sabiduría. Esto no es magia, lo que les prometo es trabajo, orden, carácter, decisión y convicción y ahí comienza el cambio”, afirmó.
Jara, exministra del Trabajo del actual gobierno de Gabriel Boric, era la representante de una alianza que agrupaba a todos los sectores de la izquierda y la centroizquierda chilena.
Ambos intentaron conseguir el apoyo de los votantes que se consideran más cercanos al centro político, en una elección histórica marcada por el fuerte antagonismo que representaban los modelos de sociedad que cada uno defiende.
Pero Kast, en su tercer intento, fue el claro vencedor y confirmó el giro a la derecha de Chile tras cuatro años de gobierno de izquierda de Boric.
“Ha logrado un triunfo claro”, le reconoció Boric a Kast durante la tradicional llamada del presidente en vigor al presidente electo, que asumirá el poder el 11 de marzo de 2026.
“En la derrota es donde más se aprende y donde más fuerte debe ser la convicción democrática”, dijo Jara ante sus seguidores.
“El camino de la unidad es el único que vale la pena”, agregó de cara a la estrategia de la oposición para el futuro de la izquierda. También pidió al nuevo gobierno respetar la institucionalidad y la defensa de los derechos humanos y no retroceder tras los “avances” en materia social y económica de los últimos años.
Kast promueve un “gobierno de emergencia” para atajar los problemas que, según el presidente electo, existen en materia de seguridad, inmigración y progreso económico.
“El gobierno de emergencia no significa autoritarismo”, dijo tratando de tranquilizar a los que temen al presidente más a la derecha del espectro desde el retorno de la democracia hace 35 años.


El mayor giro a la derecha desde el retorno de la democracia
Análisis de Cecilia Barría, enviada especial de BBC Mundo a Chile
Tal parece que la oferta de aplicar “mano dura” contra la delincuencia y la migración irregular es una narrativa que apela al electorado en América Latina y que este domingo fue un factor clave en el triunfo de José Antonio Kast.
En la celebración de su triunfo este domingo, uno de sus adherentes llevaba una gorra que decía “Hagamos a Chile Grande de Nuevo”, una consigna inspirada en el eslogan del presidente de EE.UU., Donald Trump.
La idea del “hombre fuerte” que gobierna un país y restablece el orden parece estar ganando terreno en varios países, incluído Chile, donde Kast arrasó con una victoria de 58%, frente a su rival, Jeannette Jara, ubicada en el otro extremo de la correlación de fuerzas.
El triunfo de Kast parece representar el giro a la derecha más radical en Chile desde el regreso de la democracia en 1990, momento a partir del cual se alternaron en el poder la centroizquierda y la centroderecha.
A pesar de su amplia victoria, Kast no tendrá mayoría absoluta en el Congreso y, por lo tanto, es probable que deba construir acuerdos para cumplir con algunas de sus promesas.
A partir de ahora comienza una nueva etapa en la historia de un país que por primera vez en décadas vivirá la experiencia de un gobierno ultraderechista. Un nuevo experimento con resultados inciertos que se verán en acción durante los próximo cuatro años.

Quién es José Antonio Kast
Nacido hace 59 años en Paine, una comuna ubicada en la región metropolitana de Santiago, Kast es el menor de diez hijos de un matrimonio de alemanes que emigró a Chile después de la Segunda Guerra Mundial.
El pasado de su padre, Michael Kast, durante ese conflicto bélico ha sido motivo de controversia.
Kast ha dicho que su padre se alistó por obligación en el ejército alemán para evitar un posible juicio militar y fusilamiento.
“La historia familiar nuestra es lo más distante que alguien se puede imaginar del nazismo”, afirmó en la campaña de 2021.
No obstante, investigaciones periodísticas posteriores indicaron que Michael Kast fue miembro del partido nazi de Adolf Hitler a los 18 años, según un documento de 1942 del Archivo Federal en Alemania.
Si bien podría haber dudas sobre si se trata de la misma persona, el lugar y fecha de nacimiento coinciden con los del padre del candidato chileno.
Casado con la abogada María Pía Adriasola, con nueve hijos y próximo al movimiento católico conservador Schoenstatt, Kast también ha rechazado la etiqueta de “ultraderecha” que suelen ponerle.
Sin embargo, ha defendido el régimen militar de Augusto Pinochet (1973-1990) y llegó a decir que si éste estuviera vivo habría votado por él.
Su hermano mayor, Miguel Kast, fue ministro y presidente del Banco Central del gobierno militar, un régimen bajo el cual hubo graves violaciones de derechos humanos como torturas, asesinatos o desapariciones de miles de personas.
Kast ha negado avalar ese tipo de abusos, aunque también causó polémicas desde su primera candidatura presidencial al decir, por ejemplo, que “en el gobierno militar se hicieron muchas cosas por los derechos humanos de otras personas”.
También sostuvo que, a diferencia de lo que ocurre en Cuba, Venezuela y Nicaragua, con Pinochet en Chile hubo una “transición a la democracia”.
“Lo que (Kast) valora es ciertos avances y cierto desarrollo que se produjo en el gobierno de Pinochet”, explica Pérez. “No hay extremismo para nada: no hay ni fascismo, ni es antidemocrático en mi opinión”.
Pero, sobre todo para las víctimas del régimen de Pinochet, el ascenso político de Kast revivió fantasmas del pasado que parecían caducos.

Su carrera y sus propuestas
La carrera política de Kast empezó cuando estudiaba en la Universidad Católica, donde participó del Movimiento Gremial fundado por Jaime Guzmán, un colaborador de Pinochet y redactor de la Constitución vigente desde 1980.
Después fue concejal y diputado por la derechista Unión Democrática Independiente (UDI), también fundada por Guzmán, quien fue asesinado siendo senador en 1991.
Kast se alejó de la UDI argumentando que debía dejar lo “políticamente correcto” y fundó el Partido Republicano chileno por el que ha sido candidato en las últimas dos elecciones.
Aunque perdió con Boric en 2021, tras el estallido social en el país, y sufrió otra derrota electoral con el rechazo a la propuesta de reforma constitucional que impulsó en 2023, su presencia en este balotaje muestra la vigencia de su movimiento político.
“Kast ha tratado de representar una derecha ‘nueva’, lo que yo llamo la derecha nacionalista populista”, dice Robert Funk, politólogo de la Universidad de Chile, en diálogo con BBC Mundo.
Y añade que el candidato “ha tratado durante estos años de acercarse a otros modelos que hemos visto en distintas partes del mundo” como el presidente estadounidense Trump, el argentino Milei, el salvadoreño Bukele y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán.
Kast propone encabezar un “gobierno de emergencia”, con medidas centradas en temas de migración y seguridad pública, un tema que según encuestas encabeza las preocupaciones de los chilenos pese a que los índices de violencia del país son menores que otros en la región.
Una de sus promesas es instalar rejas o zanjas en las fronteras de Chile con Bolivia y Perú para impedir el paso de inmigrantes irregulares, como el presidente de EE.UU. hizo en el límite con México.
Y ha dicho que quiere generar más autodeportaciones de extranjeros indocumentados que Trump.

Kast también reivindica el modelo de “mano dura” de Bukele, cuya megacárcel en El Salvador visitó el año pasado para conocer cómo funciona, pese a las denuncias de violaciones de derechos humanos allí.
En el plano económico, las propuestas de Kast tienen similitudes con las de Milei: propone un drástico ajuste fiscal de US$6.000 millones en 18 meses bajo el eslogan de “recortar el gasto político”, pese a las dudas sobre su viabilidad.
Uno de sus principales asesores publicó un artículo con expresiones propias del presidente argentino, como “casta política” y “parásitos del Estado”, lo que generó molestias hasta en la centroderecha que gobernó Chile en el pasado.
Pero Kast lo respaldó y dijo que, si él hubiese escrito esa columna, “podría haber sido más dura”.
Y en septiembre, cuando el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, aliado ideológico, fue condenado por intento de golpe de Estado, Kast sostuvo que hay jueces en ese país que actúan con ideología política.
Con o sin influencias de otros, desde marzo dirigirá Chile y ya anunció “decisiones difíciles” y que la inseguridad, el progreso económico y la inmigración serán los ejes del nuevo gobierno.

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