Annie Canavaggio no practica el surf, aunque disfruta ver en acción a los que desafían las olas del mar.
Una vez le regalaron una tabla de surf, pero luego de ver la película Jaws, de Steven Spielberg, el miedo de convertirse en el almuerzo de un tiburón le quitó las ganas de usarla.
“Siempre quise tener el coraje de correr olas y admiro a los que lo hacen, admiro a los que no se autoimponen límites. Me agrada la libertad que transmite, es un deporte fuerte y ágil, por momentos puede ser hasta un baile”, resalta Canavaggio, directora de Rompiendo las olas, que junto a Invasión, de Abner Benaim, son los representantes istmeños del tercer Festival Internacional de Cine de Panamá.
El deporte como tal no fue el impulso para rodar su largometraje, más bien dice que fue el pretexto, ya que su punto focal “fue el contexto social en el cual vivían mis personajes. Me interesó la parte subconsciente de ellos. Me interesa la búsqueda de su felicidad y ver tres caminos distintos y tres personalidades distintas”.
Rompiendo las olas se presenta el viernes 4 de abril a las 8:00 p.m. en el Teatro Nacional, y el 6 de abril a las 12:30 p.m. en la Sala 6 de Cinépolis.
Con el documental Rompiendo las olas, Annie Canavaggio quería entrar en lo más profundo de sus personajes, verdaderos guerreros de las olas con sus tablas de surf en la popular playa de Santa Catalina, ubicada en el Pacífico panameño.
Le atraen las historias de David vs Goliat. “Quiero que David gane, en cierta forma vi en los surfistas de Santa Catalina a este personaje bíblico eternamente luchando contra el gigante. Me gusta explorar quién es ese Goliath: ¿la sociedad?, ¿la pobreza?, ¿el entorno?, ¿uno mismo?”.
No soporta la idea de tener “un destino trazado de no poder crearse constantemente, reinventarse sin importar origen, condición social u económica. Quiero creer que todo es posible y que somos el resultado de nuestras propias acciones y que tenemos la vida que queremos y que pensamos que nos merecemos”.
“Lo que me hizo moverme a hacer el documental fue el hecho que una vez hubo que elegir el equipo nacional de Panamá de Surf y Oli, Deivis y Cholito (sus personajes) me pidieron les patrocinara un viaje a playa Venao. Ese fin de semana, se elegiría a cuatro panameños que conformarían el equipo de Panamá. Cuál fue mi sorpresa cuando eligieron a los tres y a Gary Saavedra”, recuerda.
Entonces se preguntó: “¿Por qué este lugar es cuna de tan buenos surfistas? ¿Por qué la economía no les alcanza para vivir cómodamente? ¿Por qué no se escucha tanto de ellos en el país fuera del círculo de surf?”. Su documental quiere brindar las respuestas.
Confió en sus fuentes y “me abrí yo misma a que me conozcan. Me arriesgué a cruzar la fina línea entre director y protagonistas. Compartí mucho con ellos y sus familias y la comunidad de Santa Catalina”.
Este es un documental psico-social. “Siempre tuve eso en mente. Lo que pasa es que yo en realidad siempre quise ser psicóloga, socióloga o periodista”.