EPOC: una amenaza invisible para el sistema de salud panameño

EPOC: una amenaza invisible para el sistema de salud panameño

La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) se ha consolidado como uno de los mayores desafíos para los sistemas de salud en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ocupa el tercer lugar entre las principales causas de muerte a nivel global cobrando cerca de 3 millones de vidas anuales. Sin embargo, pese a su magnitud, continúa siendo una enfermedad poco diagnosticada y, en muchos casos, ignorada por pacientes y autoridades.

En nuestro país es la quinta causa de muerte y se estima que entre el 80% y el 90% de los casos permanecen sin diagnosticar, lo que significa que miles de panameños conviven con la enfermedad sin recibir tratamiento. Este subregistro refleja una brecha preocupante en el acceso a pruebas como la espirometría, fundamentales para confirmar el padecimiento y permitir un abordaje temprano.

EPOC: una amenaza invisible para el sistema de salud panameño

Una enfermedad progresiva y devastadora

La EPOC es una condición respiratoria crónica que combina dos manifestaciones principales: la bronquitis crónica, caracterizada por la inflamación de los bronquios y la producción excesiva de mucosidad y el enfisema pulmonar, que destruye los alvéolos y limita la capacidad de los pulmones para oxigenar la sangre. El resultado es un deterioro progresivo de la función respiratoria que impide a los pacientes llevar una vida normal.

Los síntomas más frecuentes son:

- Tos persistente

- Falta de aire

- Presión en el pecho

- Sibilancias

- Fatiga

En ocasiones estos pacientes presentan exacerbaciones, es decir enfrentan episodios en los que la enfermedad se agudiza de manera súbita y que en muchos casos requieren hospitalización. Se considera que el 50% de las personas que lo padecen sufrirá al menos una exacerbación grave en un periodo de cinco años. Estas crisis no solo reducen drásticamente la calidad de vida, sino que duplican el riesgo de un infarto y dejan daños irreversibles en los pulmones.

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Factores de riesgo en aumento

El tabaquismo sigue siendo el principal factor de riesgo, pero no es el único. El uso de vapeadores, la exposición al humo de leña y carbón en entornos domésticos, así como la inhalación prolongada de polvo, vapores químicos y contaminantes ambientales, han elevado la incidencia en personas no fumadoras. A esto se suman predisposiciones genéticas y antecedentes de asma o infecciones respiratorias.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierte que en América Latina la prevalencia ya supera los 13 millones de casos y podría alcanzar los 25 millones para 2050, superando incluso a regiones como América del Norte y Europa Central. Panamá no escapa a esta tendencia.

La EPOC no solo impacta la salud de los pacientes, sino que también genera un alto costo económico y social. Se calcula que cada año provoca gastos superiores a los 106 billones de dólares a nivel mundial y que entre 2020 y 2050 podría costarle a la economía global más de 4.3 billones de dólares. La pérdida de productividad, la reducción de ingresos familiares y las hospitalizaciones frecuentes constituyen un círculo de pobreza y deterioro social difícil de revertir.

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Innovación y prevención

Expertos señalan que la prevención y el diagnóstico temprano son la clave para enfrentar esta enfermedad. Es importante hacer un llamado a las autoridades de salud para transformar la atención en estas personas, logrando un mayor acceso a las terapias que revierten el daño y deterioro de la función pulmonar, y generando más información para prevenir la enfermedad entendiendo que es una amenaza a la salud de la población y a los sistemas sanitarios de todo el mundo.

En cuanto a los avances científicos han abierto nuevas posibilidades de tratamiento, como lo es la utilización de la triple terapia combinando fármacos como LABA, LAMA y corticosteroides inhalados como tratamiento de mantenimiento a largo plazo, convirtiéndose de esta manera en una alternativa innovadora, capaz de mejorar la función pulmonar y reducir significativamente las exacerbaciones en pacientes.