La asociación a la cual nos dedicaremos hoy es casi con seguridad la más antigua, la que más prolongada vida ha sabido sostener aquí en Panamá.
Es inagotable la lista de actos benéficos que gran parte de la colonia española, a través de su benéfica asociación, les ha hecho a tanto ser particular o grupos de diferentes tamaños que en determinados momentos necesitaban de ella.
Viudas, huérfanos, enfermos, ciudadanos españoles, no importaba que no fueran socios así estuvieran pasando trabajo. Tampoco era necesario que vivieran aquí o sea que fuesen residentes o transeúntes, si estaban en apuros, la Beneficencia los ayudaba.
La Sociedad Española de Beneficencia, el cual es su nombre completo, fue fundado en esta ciudad capital el 4 de octubre de 1885 en el ya desaparecido, ni sabemos en que calle quedaba, Teatro Quevedo, y allí se celebra su apertura.
Ese día se instaló, además, su primera junta directiva, era un domingo y fue su primer presidente honorario, Salvador Rizo, cónsul honorario de España. Presidente en funciones José María Fernández; vicepresidente, Narciso Sardá; tesorero, Inocencio Franco, vocales: M.B. Castellanos, Ramón de Icaza, Nicolás C. Orfila, presbístero José A. Figueroa, Ignacio R. García. Secretario: Buenaventura Serra.
Se le anunciaba también a todos los ciudadanos españoles que se inscribieran y suscribieran su cuota al fondo de la Asociación en el almacén propiedad de L.A. Fernández Hermanos.
Durante sus primeros 27 años de vida, la Sociedad se dedicó exclusivamente a ayudar a los que se encontrasen necesitados con diferentes formas de ayuda.
Sin embargo, y en sus inicios, no fueron muchos los socios inscritos y tampoco las ayudas. Para 1897, 809 con 80 era todo el dinero que aparecía en caja.
Más tarde, la sociedad recolectó la suma de 3 mil pesos de la época con el fin de comprar un lote de 3 mil m2 en el lugar conocido como La Quebrada, frente a la actual calle I (ver los comentarios en las fotografías, para saber más acerca de este importante aspecto en los anales históricos de la sociedad), pero el dinero no alcanzaba.
Además, faltaba entusiasmo entre los socios y eran muy comunes las divergencias de opinión para resolver cualquier asunto.
Los integrantes activos de la misma Sociedad se hacían fuertes críticas entre ellos, resultando obstaculizadas las propuestas e ideas y posibles acciones.
Y así iban pasando los años, hasta que a finales de 1907, un incendio se desató en la farmacia del Dr. Barañano en donde se guardaba buena parte de los archivos de la sociedad, lo cual constituyó un gran percance. El capital apenas pasaba de los mil pesos de la época.
Pero siempre habían socios muy conscientes de que la sociedad a pesar de tantos obstáculos no debería desaparecer, sino más bien crecer y seguir creciendo.
Por fin se lograron esos objetivos y otros además. Hoy la Sociedad de Beneficencia Española es una organización fuerte, pujante, entusiasta.
Ha sido visitada por muy importantes personalidades nacionales y extranjeras a los largo de los años, entre las cuales figuran la actual pareja real Don Juan Carlos y Doña Sofía.
En el libro de oro se aprecian firmas de muchas notabilidades, entre ellos y ahora en el plano nacional se pueden leer los nombres de varios de nuestros mandatarios.
Es tanto, lo que se puede decir de la entidad que hoy nos ocupa, que nos va a faltar tiempo y espacio tan siquiera para intentarlo, pero bueno, algún día tendremos esa oportunidad.
