Reconocida como una de las razas más antiguas, el Bichon Frisé tiene su origen en un Spaniel llamado Barbet, al igual que el popularmente conocido Caniche.
Como la mayoría de los perros que han sido fruto de la selección
del hombre, el Bichon Frisé de hoy, está lejos en imagen de lo que fue aquel que allá por el siglo XIV creció en popularidad en la vieja Europa, de la mano de la nobleza española e italiana.
Con la invasión del Ejército francés a Italia en el siglo XVI, estos atractivos perros se convierten en las estrellas de la corte real francesa, alcanzando rápidamente gran difusión dentro de las clases altas.
Así, de la misma forma que ligado a las guerras y la política consiguió su lugar de honor, en el siglo XIX lo pierde ante la caída de los mandatarios que lo protegían, tomando rumbos inciertos, diluyéndose la información genética de pureza conseguida hasta el momento.
Luego de la Primera Guerra Mundial, un grupo de criadores comienza a trabajar para restablecer esta raza, y es así que en 1934 fue inscrita en los registros genealógicos del Kennel Club de Francia.
Por la década de 1980 comenzó a verse de a poco en la exposiciones caninas de Suramérica , donde si bien no son masivamente conocidos, los podemos encontrar fácilmente.
El color del Bichon Frisé debe ser blanco y su altura no sobrepasar los 30 centímetros.
Es un excelente y dócil compañero, recomendable para espacios de vivienda reducidos.
No obstante, recuerde que para mantener su pelo como corresponde, el cuidado tendrá que ser regular y el corte realizado a tijera por idóneos profesionales, de otra forma, es posible que ni usted reconozca que su perro es un Bichon.