Para algunos, serán solo piedras. O un material de construcción gratuito que se encuentran en un potrero. Pero, si se miran en un contexto histórico, las piedras que formaban el antiguo Camino Real son parte del patrimonio histórico de Panamá y en conjunto con su entorno, constituyen una fuente con gran potencial para generar un desarrollo sostenible en las comunidades aledañas, basado en el turismo.
Durante la época colonial, caravanas de mulas transportaban por esta empedrada vía las riquezas provenientes de Perú, desde la ciudad de Panamá, en el Pacífico, hacia Nombre de Dios y Portobelo, en el Caribe, siendo España el destino final.
Después de dos años y unos 300 kilómetros recorridos a pie, el licenciado en turismo Christian Strassnig y su equipo han explorado el 100% del Camino Real y han logrado identificar y georreferenciar el 75% del empedrado original.
La ruta identificada comprendía alrededor de 90 kilómetros. Salía de la ciudad de Panamá (Casco Antiguo) y pasaba por lo que hoy día son: la Avenida Central, la Vía España, Vista Hermosa, la vía Fernández de Córdoba, la Vía Bolívar (Transístmica), la vía Ricardo J. Alfaro (Tumba Muerto), parte del Corredor Norte, La Cabima, Calzada Larga, el lago Alajue- la y Quebrada Ancha. Seguía cerca de los ríos Boquerón y Pequení y atravesaba las montañas hasta Santa Libra- da, Nombre de Dios y por el río Cascajal, hasta Portobelo.
Al final de la época colonial, el Camino Real quedó en desuso, oculto en la selva. Con la construcción del Canal, una parte quedó bajo las aguas del lago Alajuela, y otros segmentos se dañaron o se perdieron con la expansión de la ciudad.
“El Camino Real es mucho más que un camino”, resume Strassnig. “También son las ciudades de Panamá, Portobelo y Nombre de Dios; los pueblos que existen alrededor del lago Alajuela; la historia del paso de las mulas y de los piratas; la historia afrocaribeña, la naturaleza del área, las costumbres de los pueblos actuales. Todos estos recursos en el paisaje se pueden transformar en productos turísticos”.
Strassnig lidera el proyecto “Turismo, Arqueología y Desarrollo Sostenible en el Histórico Camino Real”, que busca rescatar del olvido esta ruta e incorporarla como patrimonio histórico de la nación, además de fomentar el desarrollo sostenible de las comunidades que lo rodean.
El proyecto fue financiado por la Secretaría Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación y en él también participan arqueólogos del Instituto Nacional de Cultura (Dirección Nacional del Patrimonio Histórico) y del Patronato de Panamá Viejo.
El equipo ha identificado al menos 21 sitios de interés turístico a lo largo del Camino Real, ruta que, mediante un plan de turismo sostenible, se podría habilitar con infraestructuras y senderos para ofrecerla como atractivo cultural y de ecoaventuras.
El visitante podría caminar en un sendero que une el Pacífico con el Caribe, conocer la historia del lugar a través de un museo y la recreación de un pueblo precolombino o de una venta colonial con todo y mulas donde pueda experimentar las actividades de los viajeros del pasado, y, como ellos, pueda encontrar dónde comer y descansar.
Strassnig también propone desarrollar actividades de observación de animales en los Parques Nacionales Chagres y Portobelo, que atraviesa la ruta, y la participación de los habitantes actuales, para conocer sus costumbres, adquirir artesanías, encontrar alojamiento y otros servicios. “Todo eso lleva al desarrollo de las comunidades y beneficia al país”.
