No queda la menor duda de que nuestro personaje de hoy merece no sólo una si no muchas más “Raíces”, si nos atreviésemos a manifestar todo lo que en sus tiempos fue capaz no solo de pensar, sino de manifestar, y aún de realizar.
Atrayente figura la suya. En un país en donde el absurdo machismo siempre se ha tratado de imponer, ella supo aplicar su recia voluntad para así lograr los altísimos objetivos que a su inquieta existencia les supo dedicar.
Yolanda Marco ha sido la brillante autora de la más que completa e interesante biografía que de doña Clara se ha podido realizar. De esa invaluable fuente con el tácito permiso de sus autores no hemos sabido valer. Esta obra fue publicada en el año 2007, la edición corrió a cargo de Hans Roeder y fue impresa en Colombia.
Es un trabajo a cuya lectura nos debemos dedicar. Nació Clara González el día 11 de septiembre del año de 1898, en Remedios, Chiriquí. Por cierto que alguno de los documentos dedicados a sus datos personales, aparece 1900 como la fecha en que vino a nacer, no aparecía el nombre de su padre, mas si el de la madre, Basilia Carrillo.
Acordémonos de que nuestro Registro Civil no fue creado hasta 1913. Solo los libros de las iglesias eran los encargados de esa labor.
Fue en 1927 cuando doña Clara pudo registrar en qué año, mes y día arribó a este mundo.
David González, ante el notario Agustín Chiari, pudo dejar escrita su paternidad. Aquel era un ciudadano español que huyéndole a las guerras españolas, primero, y cubana, después, fueron la poderosa razón para que arribara a nuestras playas a fin de hallar una anhelada paz.
Terminó sus estudios primarios y secundarios en el Instituto Nacional; sitio en donde en aquellos tiempos, se estudiaban ciertas carreras; doña Clara escogió la del derecho.
Por cierto, era la única mujer de su grupo, y al terminar se encontró que por ser de distinto sexo no podría ejercer la abogacía.
Trató de cambiar esas leyes, su tesis de grado la tituló “La mujer ante el derecho panameño”. Por fin, en 1937 la facultaron para poder ejercer en la extinta Zona del Canal.
En 1942, va al país norteño con el fin de estudiar su sistema penitenciario, al año siguiente se casa allí con Charles A. Behringer. A su regreso es nombrada candidata a la segunda vicepresidencia por el Partido Liberal y la Unión Nacional de Mujeres. Su esposo fallece en 1966. Viaja mucho y por varios países tales como Cuba, España, Estados Unidos, Colombia, Argentina y Puerto Rico.
Se interesa en crear el Tribunal Tutelar de Menores y la proponen para magistrada de nuestra Corte Suprema de Justicia.
Siempre luchó por conseguir que a las mujeres y a los niños se les proporcionen los derechos, que hasta entonces les habían negado. En 1989 se enferma de gravedad, la hospitalizaron en la institución respectiva de la Caja de Seguro Social, en donde más tarde, el 11 de febrero de 1990, falleció.
Ustedes comprenderán que tratar de resumir una vida tan agitada como la que ella llevó no es algo que fácilmente se pueda lograr.
Como de costumbre, no nos queda más remedio que recomendar a ustedes que dediquen buena parte de su tiempo para aventurarse a conocer más de esta luchadora e innovadora mujer.
Es algo que les va a hacer comprender lo compleja que era nuestra nación y de cómo una de sus brillantes mujeres no hizo más que luchar por ella a fin de que pudiera ocupar el puesto que se merece en el concierto mundial.
