Ya he escrito anteriormente (Vivir+, 16 de julio) que sí, se puede interpretar lo que quieren decir los perros, no solo con su idioma corporal, sino con sus expresiones vocales. La vez pasada hablé de ladridos y gruñidos, según las descripciones de Stanley Coren, autor de How to Speak Dog. Este señor, que es un profesor de psicología (de gente) en la Universidad de British Columbia, afirma que hay varios tipos de ladridos y gruñidos, que dependiendo del tono (alto o agudo, bajo o grave) y la duración (larga o corta, constante o intermitente) te permite calcular exactamente a qué tipo de amenaza puedes estar expuesto. Esta vez, me refiero a otros sonidos caninos.
Aullidos o ululatos
Los perros ladran más que los dingos australianos o los lobos, pero estos parientes salvajes del can doméstico definitivamente aúllan más. Como los caninos en estado salvaje tienden a cazar en horas de madrugada y crepúsculo, aúllan para reunir a su manada o jauría. Por eso, los perros domésticos que quedan alejados de su familia (p.e., que se pierden o que son dejados solos en un apartamento) tienden a aullar para decir: "Estoy solito, ¿hay alguien por allá afuera?" Si se trata de un perro con autoconfianza, puede que aúlle simplemente para indicar su presencia.
Muchas veces, uno de estos aullidos puede desatar todo un concierto canino. En mi vecindario -como vivo trepada en una lomita, me llegan los sonidos con facilidad- por las nochecitas de repente aúlla uno, y se desata la orquesta. Ahí es cuando he intentado comprobar lo que dice Coren: que los perros demuestran sus habilidades musicales, y que cuando otros perros ladran, el que inició la cacofonía cambia el tono del aullido para hacer más sinfónico el estrépito. A mí aún me suena a ladrido de perro, seamos francos.
Aullidos de caza (‘baying’):
Evidentemente, la palabra bayido no existe en español, puesto que el DRAE no la recoge. El baying de los perros de caza es similar a un aullido, excepto que en vez de tratarse de una identificación vecinal, es señal de cooperación de una jauría durante la caza. Significa "tengo el olor, estoy sobre la pista de la presa". A medida que la jauría se acerca a la presa, los aullidos se entrecortan y se tornan más cacofónicos, por la excitación de los animales. Esto significa que ya están encima: "¡Vamos, todos al ataque!"
Chillidos, lloriqueos y quejidos: Su tono alto está diseñado para acercar a las personas o animales al que chilla o se queja. También sirven para demostrar sumisión o temor de parte del llorón. Como son sonidos que aprenden los perros desde cachorritos -es más, son los sonidos que hacen los cachorros, que no son los especímenes dominantes de una jauría- se pueden interpretar con facilidad como sonidos no amenazantes, o pacificadores. Cuando los quejidos son suaves, quedos, te pueden partir el alma. Es el sonido más triste que hace un perro, el que espero que haga el estómago con patas ése que vive conmigo, el día que me muera. Por supuesto, la tristeza le durará exactamente hasta que se encuentre otra que le rasque la panza y le dé galletitas, pero tal es la naturaleza del can.
Lo que resulta interesante es que quienes estudian el comportamiento animal aseveran que los sonidos cortos, de alto tono, que llamamos chillidos, los hacen las crías de la mayoría de los vertebrados terrestres, sean caninos, felinos, aves o reptiles (sí, hasta los bebés cocodrilos, aunque de lágrimas de cocodrilo no dice nada el libro).
