A solo una hora y media de la ciudad de Panamá se encuentra la comunidad de El Copecito de San Carlos, distrito caracterizado por la confección de artesanías de barro.
En este pueblo vive Juan José Herrera, quien con habilidad técnica y creatividad se ha dedicado a este oficio desde hace 35 años, y amablemente, comparte los detalles sobre el proceso para la confección de estas piezas artesanales.
Explica Herrera que lo primero es conseguir el barro, pero actualmente es un poco difícil, porque los terrenos de donde lo extraían antes, hoy día son privados.
"Hay que comprárselo a los dueños y en ocasiones no lo venden, situación que nos obliga a buscarlo en otros lugares y el precio es más alto. Su selección depende del tipo de artesanía que se vaya a elaborar, puede ser arenoso o liviano", explica.
El barro viene en terrones y se debe triturar en un molino para convertirlo en polvo. Luego se humedece con agua hasta formar una masa, para poder darle forma a las piezas.
"Es importante este proceso porque debemos dejarlo con la elasticidad correcta para así realizar un trabajo de calidad y con facilidad", afirma Herrera.
Su trabajo es manual y utiliza herramientas hechas con pedazos de tanques plásticos, los cuales ha cortado en diversas formas, para tallar cada pieza.
Después de darle la forma deseada, la pieza se mete al horno durante cinco a ocho horas como mínimo.
"Inicialmente lo colocamos a fuego lento y después se aumenta la temperatura. Al salir quedan rústicas. Se colocan al sol para secarlas completamente y proceder a lijarlas para entonces darles color".
VARIEDAD Y COSTOS
Usando su imaginación, con este proceso Herrera crea una variedad de piezas, como: patos, búhos, ranas, casas chinas, mariposas, fuentes para jardines, tinajas, cazuelas y jarrones, entre otras. "Las fuentes y las casas chinas se venden por piezas", señala.
Aparte de los trabajos con barro, Herrera también elabora enredaderas, que son ramas del árbol Copé entrelazadas que sirven para colocar maceteros con plantas.
En cuanto a la venta de estos productos, Herrera dice que algunas personas le hacen pedidos, y en ocasiones tiene que salir a vender, aunque es complicado porque no tiene un mercado fijo.
"Los costos de las piezas van desde un dólar hasta 60 dólares, dependiendo del tamaño", expresa el artesano.
