Pateando la mesa: El boxeo aún tiene buenos argumentos

En febrero formulé una pregunta incómoda: ¿Está el boxeo panameño en crisis? En agosto la inquietud se transformó: ¿Qué valor tiene el título interino de Nataly Delgado? Hoy, a semanas de cerrar el 2025, corresponde reconocer el trabajo silencioso ahora tiene resultados.

El deporte del cuadrilátero no solo recuperó pulso en dos figuras sino que también demostró que sigue teniendo herramientas, figuras y propósito para reclamar un lugar relevante en el escenario regional.

El caso de Nataly Delgado se convirtió en la evidencia más visible de este repunte. La campeona interina realizó una defensa sólida, obligada a un cambio de rival que alteró su preparación, pero no su ejecución.

Si bien continúa la incertidumbre sobre cuándo y dónde se dará la pelea frente a la campeona regular, su desempeño consolidó algo innegociable: el boxeo femenino de Panamá está bien posicionado. El siguiente paso podría ser otra defensa interina, o finalmente el cruce con la monarca absoluta. En cualquiera de los dos escenarios, todo apunta a que 2026 será el año en el que los retos de Nataly se trasladarán fuera del país, un paso natural para cualquier pugilista que aspire a validar su calidad más allá de sus fronteras.

Del terreno femenino pasamos al masculino, donde Ricardo “El Científico” Núñez cerró el año con señales alentadoras. Desde su única oportunidad titular en 2019, Núñez ha sabido reinventarse, crecer y proyectarse con consistencia. El Consejo Mundial de Boxeo ordenó semanas atrás un combate frente al invicto cubano Jadier Herrera y recientemente lo ubicó en el primer puesto del ranking de los pesos ligeros. Esa posición lo coloca en un escenario de prestigio: está cerca de disputar nuevamente un campeonato y, al mismo tiempo, obligado a demostrar que pertenece a la élite. Su evolución no es producto del azar; es el resultado de años de disciplina silenciosa y de ajustes técnicos que no siempre reciben la atención pública que merecen.

El 2025 termina bien para el boxeo panameño, pero sería un error conformarse. Lo que se avecina para 2026 representa un punto de inflexión para las carreras de Delgado y Núñez. Ambos enfrentarán exigencias que pueden redefinir su trayectoria: victorias que los impulsen hacia escenarios mayores o derrotas que obliguen a replanteamientos. Es la naturaleza del deporte. Lo verdaderamente relevante es que ninguna de estas figuras surgió por casualidad. Son el producto de procesos de trabajo arduo, de planificación y de compromisos sostenidos.

Ese es el punto de mayor utilidad para mirar hacia adelante: Panamá debe seguir formando boxeadores en todas las categorías posibles. La base está en el amateurismo, donde se corrige técnica, se adquiere experiencia y se evita acelerar carreras que requieren maduración. Cuando un atleta cumple su ciclo aficionado con solvencia, el salto al profesionalismo deja de ser un salto al vacío y se convierte en una transición lógica.

El boxeo sigue teniendo espacio en el país. Lo que falta es continuar construyendo las plataformas necesarias para que el talento deje de ser promesa y pueda convertirse, de forma sostenible, en resultados.


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