“La LPF es mucho que mejor que el Béisbol Nacional”. Calma, calma. Esta frase la diría un fanático acérrimo del Plaza, Árabe o Tauro.
Abramos el debate: ¿Cuál es el deporte por excelencia de los panameños?
Con el inicio del Béisbol Juvenil, la afición ya nos ha regalado ambientazos en Aguadulce y La Chorrera. Pero esta pregunta, que enfrenta a dos deportes masivos es mucho más que público en los estadios, rating en televisión y views en streaming.

Porque, mientras unos defienden el folclor y la tradición del béisbol y sus 8 décadas, otros celebran el ascenso sostenido del fútbol, que ya se coló en la identidad del panameño.
El béisbol tiene el peso de la historia. Desde los años 40 se forjó un regionalismo que nos enfrenta a todos. Los campeonatos juvenil y mayor son la alegría del verano panameño, con estadios que gritan por una carrera y aplauden por un ponche. En las casas del interior las vibrantes transmisiones radiales mantienen viva esa conexión nostálgica con generaciones pasadas. Más que un deporte, es una tradición que une a las provincias, donde cada equipo representa el orgullo de su región.
Por otro lado, está el fútbol, que vive dos realidades distintas. La Selección Nacional ya no necesita presentación. Quien no se rinde ante el fútbol de Christiansen, los filtrados de Carrasquilla, las atajadas de Kuty o Manotas y los goles de Fajardo. Pero la historia es diferente cuando hablamos de la Liga Panameña de Fútbol (LPF).

Con casi 40 años de existencia, la LPF lucha por convertirse en una tradición de fin de semana. Aunque ha dado pasos importantes, como la transmisión televisiva de todos sus partidos y un enfoque en la profesionalización de los clubes, todavía enfrenta desafíos para captar la atención de muchos fanáticos locales en ronda regular. En algunas provincias, el fútbol de la LPF sigue siendo un espectáculo que pasa desapercibido, a pesar de los esfuerzos por posicionarlo como un producto atractivo. Sin embargo, donde hay dedicación, hay potencial, y la LPF está decidida a abrirse su espacio.

Así que dime: ¿qué deporte representa mejor lo que somos? ¿Eres del béisbol, la tradición que nunca muere, o del fútbol, el fenómeno que sigue creciendo? Este debate no tiene un ganador claro, pero sí algo seguro: ¡ambos nos apasionan como pocos! Déjame tus comentarios y defiende a tu deporte, porque esta conversación apenas empieza.